‘Forensic Architecture: Hacia una estética investigativa’ es una agencia establecida hace siete años en el departamento de culturas visuales en Goldsmiths, University of London. Tiene por finalidad hacer frente a lo que se denomina ‘posverdad’, donde los hechos se subordinan a la apariencia, y la narrativa se convierte en opinión pública.
La agencia usa la arquitectura como herramienta metodológica para aportar pruebas evidentes del contexto de conflictos armados y luchas políticas, mediante maquetas, cartografías, videos y otros recursos tecnológicos. Arquitectos, artistas, cineastas, periodistas, activistas, entre otros, participan en la recopilación de fuentes probatorias recogidas en medios digitales, redes sociales, sensores remotos y testimonios presenciales.
Sus proyectos han sido presentados en tribunales internacionales, comisiones de la verdad, foros de derechos humanos y del medio ambiente, así como en los medios de comunicación, para desafiar prácticas de ocultación y negación, y así incidir en decisiones políticas que contribuyan a solucionar problemáticas específicas.
Por lo anterior, llama la atención que se emplee la palabra ‘estética’ en una iniciativa de esta naturaleza; más aún, que estas investigaciones carentes de propósito artístico se exhiban en museos de arte. Actualmente se presenta en el Museo Universitario Arte Contemporáneo de la Ciudad de México y antes se presentó en el Museu d’Art Contemporani de Barcelona.
Sin embargo, esto lo explican en un catálogo de la exposición del museo catalán, donde se retoma el origen griego del término, desde la visión de que la estética es simplemente aquello que pertenece a los sentidos, pero no a los humanos, sino a la capacidad sensorial de la propia materia. Así, se alejan del uso particular de las artes y se sirven de las sensibilidades estéticas como recurso para la explicación de realidades actuales. Presentar los resultados en este tipo de espacios, suscita reflexiones más serenas y propicia hendiduras en el propio discernimiento.