Seth Pérez Melesio
Según la OCDE, el crecimiento económico no implica en América Latina mayores niveles de bienestar para todos los habitantes de la región, es decir, está beneficiando a muy pocos. Así lo afirmó este 20 de marzo en el informe ‘Perspectivas económicas de América Latina 2019’, durante la segunda conferencia de alto nivel de las Naciones Unidas sobre la Cooperación Sur-Sur. ¿Por qué este modelo no ha funcionado?
De acuerdo con este reporte, y conforme las estadísticas del PIB desde la década de los 90 en América Latina y el Caribe (ALC), el ingreso per cápita ha aumentado aproximadamente en un 50 por ciento. Argentina, Chile, Panamá, Trinidad y Tobago y Uruguay pasaron de ser economías de bajos ingresos a ser ahora países de ingreso medio-alto; para la OCDE, llegarán en los próximos años Costa Rica y México. Pero ¿usted siente los beneficios de esta mejora que inició en los 90?
Nos advierten en este reporte, estar alertas de las cuatro nuevas trampas del desarrollo:
1) Vulnerabilidad social: El 40 por ciento de la población de ALC se encuentra en riesgo de regresar a una situación de pobreza con empleos de baja calidad, escasas competencias e ingresos inestables.
2) Baja productividad laboral: En los últimos 30 años, la producción por trabajador se ha mantenido estancada.
3) Escasa confianza en las instituciones: 64 por ciento de los latinoamericanos manifiestan no tener ninguna confianza en su Gobierno, más de una tercera parte no están satisfechos con la educación de su país y más de la mitad tampoco con la atención médica que reciben.
4) Amenazas ambientales: ALC posee el 40 por ciento de la biodiversidad del planeta, pero no hay acciones para protegerla y sufre efectos como con los recientes desastres naturales ocurridos en el Caribe.
Proponen por un lado promover estrategias de desarrollo nacional y local para el desarrollo sostenible; es decir, cambiar la visión de políticas globales para darle un mayor peso a la acción local. Por otro lado, ampliar las modalidades de cooperación con el fortalecimiento de las capacidades en los ámbitos de la ciencia, la tecnología y la innovación. Pero si el modelo de tecnología amenaza empleos, ¿cómo podremos lograr más bienestar para todos y menos desigualdad?