Mauricio Ruiz
En nuestro país tuvieron que pasar más de 40 años para que Petróleos Mexicanos (Pemex) volviera a construir una refinería en el país, Dos Bocas, ubicada en el estado de Tabasco. La construcción de este proyecto ya tiene casi dos años desde que inició, por lo que se espera que en 2022 quede concluida y con esto se pueda garantizar el consumo interno de gasolina y diésel.
Algunos países de Latinoamérica como lo son Colombia y Brasil actualmente gozan de una gran estabilidad en materia energética, ya que su producción de combustibles oscila entre el 87 y 88 por ciento de lo que consumen. Lamentablemente, para nuestro país, la situación es completamente diferente, pues solo el 23 por ciento de gasolina y diésel que consumimos es producido en México; el resto lo tenemos que importar principalmente de Estados Unidos.
El propósito del Gobierno federal es reforzar la seguridad energética a través de un incremento en la producción de gasolina y diésel. Esto se estará logrando con la refinería de Dos Bocas y con la modernización de las otras seis refinerías que prácticamente estaban en el abandono, ya que trabajaban al 30 por ciento de su capacidad. Hoy en día, ya lo hacen en un 60 por ciento de su capacidad.
En los sexenios anteriores, se tenía la consigna de desaparecer a Pemex y dejar el mercado nacional al resto de las petroleras internacionales. Con la llamada ‘reforma energética’ de 2013 se dio pauta para lograr este objetivo. Por fortuna, el Gobierno de México poco a poco está recuperando la empresa más importante de las mexicanas y los mexicanos. Para el año 2022, se pretende alcanzar una autosuficiencia energética y así dejar de importar alrededor de 550 mil barriles de gasolina diarios para el consumo nacional. El reto es enorme, pero se están sentando las bases en materia energética para que sea una realidad a corto y largo plazo.