Aficionado de Querétaro confía en volver al Corregidora

Estrella Álvarez

Juan Manuel Rosas, aficionado, y al Gallos Blancos de toda la vida, y su familia. Los siguen desde que eran Atléticos Campesinos y los han acompañado por diversos estadios del futbol del país. Hoy enfrentan una pesadilla que les cambió la vida.

Don Manuel narró que comenzó como una pelea entre aficionados del Atlas y Gallos. Era algo que había visto muchas veces, pero nunca como ahora, pues estaba en la parte familiar del estadio.

“Llegaron a donde estábamos nosotros. A mi hijo me lo patearon, le dieron una patada. Le quitaron sus lentes, se quedaron su gorra, se la aventaron. Lo querían golpear, pues yo traté de defenderlo, lo normal. En ese momento me agacho, porque él estaba al lado mío. Entonces trato de defenderlo. En ese momento me inclino yo y ya iba así inclinado es cuando siento el golpe. Sentí el golpe y me caí hacia el frente, atrás de las butacas, y por cuestión de segundos perdí conocimiento”.

UNA LESIÓN QUE AÚN DUELE

En esta ocasión, Don Manuel, aficionado de 69 años, terminó en medio de una campal en el estadio La Corregidora. Nunca había visto una batalla así, que le provocó la pérdida temporal de visión de su ojo izquierdo y que, además, le impide trabajar en su taxi desde el 5 de marzo.

Optimista de que conforme pasen las semanas su salud mejore y que pueda recuperar la vista, mencionó que lo más complicado es no poder ayudar a su familia económicamente.

“Sí, si ha sido muy complicado, porque ya nos cambió a todos la vida por completo. Ya no puedo trabajar. Mis hijos también han estado muy ocupados, mi esposa, la familia; y los amigos que han estado muy al pendiente, con sus oraciones. Soy taxista”

Pero a pesar de ello, no dejará de asistir al estadio. Si no se llevan al equipo queretano con la venta obligada, estará cada partido.

Confía que el estado no pierda a Gallos Blancos o que por la sanción de la que fue objeto, sea vendido.

“Muy mala experiencia son cosas que no deben pasar. Como aficionados se me hacen muy fuertes, verdad. Pero ahora sí como yo les digo: por unos cuantos estamos perdiendo muchísimos buenos aficionados.

OTRA VÍCTIMA

Su hijo Gustavo, también aficionado, ha tenido que acompañarlo al médico. También fue golpeado por un grupo de aficionados con playeras de atlas. Narra que al principio no pensaron que el golpe a su padre no era tan grave. Incluso, narra que vio a un hombre que resguardaba con su cuerpo a una adulta mayor.

“Me provocaban que me bajara, y mi mamá se me colgó prácticamente de la playera. Me dijo: no hijo, mejor cuídanos, protégenos, una cara de terror que tenía. Ayudo a mi papá a levantarse, y ya estuve con ellos. Pasó un muchacho de una playera negra traía un radi. Solicité un paramédico pero el paramédico no llegaba por todo lo que estaba sucediendo se hizo cada vez más grande y ya de ahí nos acompañó. Bajamos y por la entrada de Pet Friendly fue en esa reja nos llamaban para que lo atendiera un paramédico. Había muchas personas ahí”, dijo el aficionado.

EL TEMOR POR LA VIOLENCIA IRRACIONAL

Martha, esposa de don Manuel y aficionada, narra que para ella fue algo aterrador que jóvenes, muchos de ellos menores de edad, golpearan a personas. No se respetó a mujeres, niños y a adultos mayores.

“De repente vienen las imágenes, y siento muy feo. Se me sube la presión, me siento angustiada… una cosa horrible.

-¿Alguna vez sintió temor por su vida?

No en ese momento, porque estaba preocupada por ellos, porque los estaban provocando. Pero ya cuando se vino la bolita que corrían de abajo, se subían a las butacas hacia el lado de nosotros yo sí pensaba que nos iban a pegar esos que subían. No respetaban a mujeres, a niños, a personas de la tercera edad”.

La familia confía en una recuperación pronta de don Manuel. Buscan recibir ayuda psicológica para hacer frente a lo que vivieron el pasado 5 de marzo.

-¿Usted volvería al estadio?

Sí, primeramente Dios, si.

-¿Confía que el equipo se quede en Querétaro?

Espero en Dios que sí.

MT