Guillermo Hermoso de Mendoza, el primer actuante, lidió en su lugar a Madrileño, un astado con buena embestida al que lució con banderillas, pero falló con el acero y debió recurrir al descabello, llevándose solo palmas del público. Con su segundo toro, Desvelado, el rejoneador volvió a mostrar temple, aunque los fallos con el rejón de muerte impidieron mayores logros.