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Requiere modificarse la movilidad urbana en tiempos COVID-19

Tiempo justo para alcanzar un desarrollo sostenible en la ciudad / Foto: Archivo
Tiempo justo para alcanzar un desarrollo sostenible en la ciudad / Foto: Archivo

El caos vial en México cuesta 94 mil millones de pesos (4,700 millones de dólares) Redacción El ecosistema de la movilidad en las ciudades en México alcanza niveles altos de complejidad y de un paulatino regreso a los conflictos viales en la nueva normalidad. Por ello, se necesitan de nuevas y modernas formas de movilización … Leer más

El caos vial en México cuesta 94 mil millones de pesos (4,700 millones de dólares)

Redacción

El ecosistema de la movilidad en las ciudades en México alcanza niveles altos de complejidad y de un paulatino regreso a los conflictos viales en la nueva normalidad. Por ello, se necesitan de nuevas y modernas formas de movilización de las personas.

Juan Zamakona, presidente y director general para Kapsch TrafficCom México, declaró que los ciudadanos demandan ciudades más conectadas, limpias, seguras y con una mayor calidad de vida.

Explicó que se necesitan de múltiples formas de transporte y de operadores y una buena planificación en los servicios, y las ciudades se enfrentan con el reto de gestionar estas acciones ante un panorama tecnológico a nivel global cada vez más disruptivo.

“Las nuevas generaciones y los sectores laborales quieren disponer de información para tomar mejores decisiones y perder menos tiempo en sus desplazamientos, así como facilidad de acceso a nuevos modos de transporte”, ratificó.
El impacto negativo de la congestión vial frente a la economía se manifiesta principalmente en los costos en los que se incurre por los largos tiempos de traslado, los cuales en el agregado de las 32 ciudades más importantes de la República Mexicana cuesta 94 mil millones de pesos (4,700 millones de dólares) al año, el equivalente a tres veces la inversión proyectada para la Ciudad de México en transporte público de 2018 a 2024, de acuerdo con el IMCO.

Durante la pandemia de la COVID-19 se ha hecho más evidentes los efectos del transporte sobre la congestión y la calidad del aire. Las cifras publicadas por la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México (SEDEMA), en 2020 reveló una reducción significativa de los niveles de contaminación en la capital del país resultado de las medidas de confinamiento, que conllevaron una caída importante del tráfico vehicular.

Para una mitigación efectiva de la congestión, recomendó, es necesario influir en el comportamiento de los conductores con respecto a sus decisiones de cuándo, cómo y dónde deben viajar. Un reto a la ingeniería social, como un reto tecnológico al mismo tiempo.

Aunque no existe la solución perfecta, la mayoría de las estrategias se basan en gestionar la oferta, ampliando las capacidades o liberando las que ya existen, o en gestionar la demanda para abordar la escasez de capacidad influyendo en las decisiones de los conductores a través de modelos predictivos de comportamiento y analíticos de datos de tráfico que permitan ecualizar la congestión en horas punta en las principales vías de nuestras ciudades.
Mencionó que el mundo post pandemia abre una oportunidad para reconsiderar las tendencias globales como la revolución digital o la protección climática también impulsan urgentes cambios hacia una movilidad más sostenible.

En este contexto, la tecnología del transporte jugará un papel clave, con múltiples herramientas a disposición de las entidades públicas: desde la gestión de accesos y la implantación de sistemas no tarifarios (para limitar el acceso a zonas concretas) y tarifarios (para controlar la demanda de las zonas urbanas congestionadas) hasta las tecnologías electrónicas de cobro de peajes y de libre circulación, o la gestión inteligente del tráfico, con sistemas de semáforos capaces de adaptarse al tráfico en tiempo real y reducir los niveles de congestión.

 

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