Toma de protesta de Maduro desata tensión en Venezuela

Este 10 de enero de 2025, se realizará la toma de protesta de Maduro para un nuevo mandato de seis años como presidente de Venezuela en medio de una atmósfera marcada por la militarización, la incertidumbre y las tensiones políticas.

En Caracas, la presencia de cuerpos policiales y militares es abrumadora. Patrullas, tanquetas y puestos de control improvisados se han desplegado por la capital, provocando temor entre los ciudadanos.

Muchos comercios permanecen cerrados y las calles, habitualmente bulliciosas, ahora parecen un escenario de incertidumbre.

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“Nos sentimos atrapados. Salir a la calle ya no es cuestión de valentía, sino de necesidad. Hay miedo por lo que pueda pasar”, comentó Patricia Hernández, una comerciante de 48 años.

Mientras Maduro se prepara para su investidura oficial en la Asamblea Nacional, la expectativa gira en torno a Edmundo González, el líder opositor que asegura haber ganado las elecciones del 28 de julio con un margen de 2 a 1, según actas que el oficialismo se niega a reconocer.

Edmundo González en el exilio

González, en el exilio desde septiembre tras recibir asilo político en España, ha insinuado que podría regresar al país para tomar posesión como presidente legítimo, algo que ha encendido aún más los ánimos. El ministro de Interior, Diosdado Cabello, advirtió que González será arrestado si pisa territorio venezolano.

Por su parte, la líder opositora María Corina Machado, uno de los principales motores de la candidatura de González, convocó a una protesta nacional este miércoles, un día antes del acto de investidura, llamando a la población a manifestarse pacíficamente.

La militarización y el ambiente de tensión evocan recuerdos de las protestas masivas de 2018, en las que cientos de ciudadanos fueron detenidos.

Hoy, el miedo no es solo a los saqueos o la delincuencia, sino a ser arrestado sin motivo por los cuerpos de seguridad previo a la toma de protesta de Maduro.

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Comunidad internacional a la expectativa

La comunidad internacional se mantiene atenta. Estados Unidos, la Unión Europea y otros países han exigido transparencia y la publicación de las actas electorales que respalden los resultados oficiales, algo que el gobierno de Maduro no ha hecho.

Con una economía devastada, marcada por un salario mínimo de apenas 2.45 dólares al mes, y una diáspora de más de siete millones de venezolanos, el país se encuentra en un punto crítico.

La toma de protesta de Maduro no es solo un acto protocolario, sino un evento cargado de simbolismo que definirá el futuro político inmediato de Venezuela.