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Los seres humanos siempre han sentido una marcada fascinación por los asuntos, al parecer, inexplicables que los rodean, algunos que son parte de ellos y otros que se les manifiestan en el exterior. Percepción, sensaciones, pensamientos, visiones y la naturaleza de lo que se es para buscar el ideal ser; de allí la creación de … Leer más

9 de noviembre 2015

Los seres humanos siempre han sentido una marcada fascinación por los asuntos, al parecer, inexplicables que los rodean, algunos que son parte de ellos y otros que se les manifiestan en el exterior. Percepción, sensaciones, pensamientos, visiones y la naturaleza de lo que se es para buscar el ideal ser; de allí la creación de varias de las disciplinas que intentan una y otra vez por diversos medios dar alguna respuesta que les manifieste un consuelo ante la atormentante existencia que se les presenta, y es que, cada uno de los individuos exhibe en sociedad una máscara que le representa ese ideal, los individuos son sujetos a estereotipos. El hombre es ahora guiado por los medios electrónicos y las comunicaciones para admirar personajes inexistentes y que le presenten una posibilidad de personalidad que entregarle a la comunidad, una personalidad falaz que le signifique aceptación entre los varios seres humanos que interactúan con él.

Los seres humanos intentan una y otra vez por varios de los medios posibles engendrar una estructura que les permita olvidar el vacío que le generan esas preguntas a las que no puede escapar la conciencia, cuestiones que son parte de su naturaleza, interrogantes que los afectan y los atormentan al momento de estar consigo mismo, si bien el sistema económico interpone a los individuos que su pensamiento sea solo el valor de las cosas, éste no tendrá la suficiente fuerza cuando ese individuo intente explicar lo que le rodea y los fenómenos de los que forma parte, los sujetos no dejarán de temer y reflexionar ante los hechos que implican la desaparición de la vida, entes que viven en momentos, esperando inconscientemente el momento en el que tendrán que irse. Desaparecer, y ante este hecho no hay reflexión que manifieste consuelo alguno.

Entonces, si la desaparición es un hecho patente y latente, ¿qué hacer con la vida?, ¿qué se quiere de la vida?, ¿qué es el vivir? Si se piensa detenidamente, no es la muerte la que atormenta el hombre, éste es un hecho del que nada ni nadie podrá escurrirse, pero el de qué hacer con la vida sí podría significar una interrogante más complicada, ya que para vivir la vida no se tiene preparación, para los asuntos de vivir la vida no se tiene un antecedente, un error y esa vida se puede transformar en una sucesión de momentos escalofriantes que impidan lo que sin duda buscan todos los individuos mientras circulan en la extraña situación que es la existencia, la felicidad.

Parece que buscar la felicidad es el bien ideal por excelencia, si bien podría ser un hecho subjetivo, lo relacionado a la felicidad tendría que ver como primer punto con el asunto de estar alejado de situaciones que provoquen pesadumbre y sufrimiento; probablemente el hombre se ha perdido en largas series de complicadas manifestaciones de lo que es, difíciles reflexiones que le colocan en el punto de la insignificancia, caso de las investigaciones a lo que corresponde el universo y sus exploraciones.

Quizás en esa complicación de lo que se es y lo que se quiere, los seres humanos apuestan por lo que se les revele como complejo, buscando en lugares equivocados, buscando explicación a lo inexplicable, los hombres viven tiempos en que voltean sus miradas a lo complicado, porque en la confusión de su existencia, el hombre en general considera la vida como un asunto de difícil tarea, considera el hecho de sentir como algo lastimero, considera lo concerniente a la sinceridad como algo estúpido, considera el hecho de respetar el medio ambiente como algo inútil, el de respetar la vida animal como un sinsentido, porque solo él y únicamente él es el que tiene derecho a decidir que sí y que no.

Y en ese profundo vacío que le implica el creer que lo complicado es el modo de vivir, el de creer que lo difícil es lo que vale la pena, olvida lo bello de la sencillez, de lo bello que es vivir buscando la felicidad como bien primario, una felicidad que no tenga que ver con la materia, con las cosas, con el valor de ellas, sino con estar satisfecho consigo mismo, del saber que a cada paso que da, es el amor a sí mismo y hacia los demás el que lo guía… el amor a vivir… a vivir la vida.

Vladimir Ponce [email protected] Facebook.Eidos Desarrollo Ético

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