Logo Al Dialogo
Logo Al Dialogo

Las creencias de muchos de los seres humanos tienen por lo general como eje rector dos percepciones; por un lado, la muchedumbre de hombres que piensa que su destino está escrito arriba en las estrellas, desde mucho tiempo antes de nacer, por lo que todas sus acciones ya fueron planeadas por el demiurgo o constructor … Leer más

4 de enero 2016

Las creencias de muchos de los seres humanos tienen por lo general como eje rector dos percepciones; por un lado, la muchedumbre de hombres que piensa que su destino está escrito arriba en las estrellas, desde mucho tiempo antes de nacer, por lo que todas sus acciones ya fueron planeadas por el demiurgo o constructor del universo.

Los dioses se tomaron la molestia de pensar en cada uno de los momentos que transcurrirán en la vida de determinado ser humano. Todo sucede porque fue Dios quien lo determinó así, es el destino el que implicó que determinadas circunstancias sucedieran, y es por Dios que las escenas de la vida que aún no se conocen tendrán que realizarse.

Sin duda, este tipo de creencia manifiesta cierta comodidad, ya que en ella está implícita la situación de delegar la responsabilidad de los actos humanos a los seres divinos; a esos seres que posiblemente fueron creados para la conveniencia de los sus inventores.

Es el caso de Paris, el príncipe troyano, a quien su padre, el rey Príamo, condenó a muerte al nacer por las premoniciones de los príncipes Casandra y Heleno como autor y responsable principal de la destrucción de la famosa ciudad de Troya. El rey, al no tener el valor de hacerlo, le encomendó la oscura tarea a un pastor, el cual, al contemplar al bello infante, se negó de igual manera a terminar con su existencia, por lo que lo dejó solo y a su suerte en el salvaje bosque. El pastor regresó días después para mirar con asombro cómo el niño sobrevivió gracias a la protección de una enorme osa que lo adoptó y alimentó como uno más de sus oseznos, por lo que fue voluntad de los dioses que viviera para en su momento  cumplir con sus designios y deseos. Es voluntad de los dioses; es voluntad de Dios.

Posiblemente en la historia del conocimiento, la figura de Dios es uno de los mayores enigmas que se han presentado en las reflexiones humanas; de hecho, se asocia de manera íntima el conocimiento con Dios, por lo que la búsqueda del conocimiento es la búsqueda de Dios y conocerlo es el mayor de los deseos humanos.

Por otra parte, la historia denota las circunstancias que refieren a la voluntad humana por encima de la de los dioses, los seres humanos son capaces de elegir su destino, de escribir su propio epigrama, de considerar que son ellos mismos los que tiene el poder de forjar su propio destino, pues son sus acciones diarias las que sin duda las llevarán al epílogo por el cual trabajaron día a día.

¿Los seres humanos son libres de elegir? ¿El hombre tiene el poder de actuar más allá de lo que la vida ha determinado para él? ¿Es el ser humano el que determina su vida? Una posible respuesta podría ser que, dada la circunstancia en la que un determinado ser humano se encuentre inmerso, tendrá o no la devoción y fe de convocar a Dios para sentirse protegido ante tal enigma que implica el vivir, el estar vivo, el vivir la vida; la vida, esa misteriosa sustancia que en algún momento lo abandonará.

Si los hombres tienen el poder de escribir su historia, si tienen la libertad de decidir y de pensar en lo que mejor les convenga, es un asunto de reflexión el por qué hay tantos individuos descontentos con sí mismos, individuos que no tienen la profesión que desean, que no son lo que aspiran, que no son felices, que no saben lo que son y lo que quieren, ignorantes de esa vida que maravillosamente se les presentó. Sin duda, saber lo que se es y lo que se quiere es la principal tarea de los seres humanos, conocerse a sí mismos, buscar en el interior de los espíritus la misión que Dios y el corazón dicta para cada unos de los seres, caso del inmortal guerrero aqueo Aquiles, hijo Tetis y Peleo, quien decidió morir joven y lleno de gloria a vivir una larga vida sin ningún merito, una vida que se cegará como muchas de las tantas que caerán en el olvido, pues lo que probablemente tenga más repercusión en la conciencia histórica humana no sean las riquezas y los tesoros, sino las acciones, los actos que hacen que los seres humanos tengan cercanía con los dioses.

Facebook: Eidos desarrollo Ético Email: [email protected]

Logo Al Dialogo
CREAMOS Y DISTRIBUIMOS
CONTENIDO DE VALOR
DOMICILIO
Avenida Constituyentes 109, int.11, colonia Carretas.
C.P.76050. Santiago de Querétaro, Querétaro.
AD Comunicaciones S de RL de CV
REDES SOCIALES
Logo Al Dialogo
© 2024 AD Comunicaciones / Todos los derechos reservados