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El código de ética de los psicólogos es un instrumento normativo que pretende dar protección a los usuarios de servicios y a los profesionales que lo ofrecen. Moralmente es un apoyo en las decisiones cotidianas del trabajo psicológico que define el bien actuar y da solución a los dilemas éticos en la práctica profesional. Se … Leer más

27 de abril 2016

El código de ética de los psicólogos es un instrumento normativo que pretende dar protección a los usuarios de servicios y a los profesionales que lo ofrecen. Moralmente es un apoyo en las decisiones cotidianas del trabajo psicológico que define el bien actuar y da solución a los dilemas éticos en la práctica profesional. Se supone que todo psicólogo debe ajustarse a un código ético, sea estudiante aún o profesionista, esté asociado a un gremio o independiente. Como suele señalarse, el desconocimiento de la ley no exime de obligaciones y responsabilidades a los ciudadanos o profesionistas. Y en el caso del profesional no resulta ético señalar: “en ese tema yo no asistí a clase”.

Uno de los principios éticos es el guardar secreto profesional obligatorio, el cual permite proteger la intimidad y los intereses del usuario dentro de un acuerdo terapéutico, enseñanza, asesoría y jurídico.

Así, en todo momento, el psicólogo debe guardar secreto de su actuación profesional salvo en algunas consideraciones relacionadas a la atención a menores, en hechos que estén relacionados con un delito o por disposición judicial ante procesos legales, con la debida autorización del usuario. Las responsabilidades éticas son individuales más no institucionales.

¿Cómo explicar la utilidad del secreto profesional? En primer término, permite evitar un daño serio para la persona asistida o para terceros. Sin embargo, el conservar el secreto puede tener más un efecto de protección al victimario, ubicando al psicólogo en posición de cómplice, que de la legítima defensa de la intimidad. Delitos sexuales y contra la vida de sí y de otras personas son claro ejemplo de ello. Pero también es útil para la propia defensa del profesional frente a una acusación por mala praxis.

El secreto puede ser descubierto con el consentimiento de la persona asistida, sin que con ello represente mayor daño. Esta posibilidad lo contemplan algunos códigos en Latinoamérica y Europa, pero han sido cuestionados a partir de la fuerte presión que las autoridades y pacientes suelen tener en relación con sus terapeutas. No se diga de los medios de comunicación ante un suceso que ponga en alerta a la población. A pesar de que se devele un secreto bajo presión, éste podría derivar en un consentimiento invalidado; por ello, siempre es recomendable contar con el acuerdo escrito del paciente luego de haberse valorado suficientemente.

También se señala que mantener el secreto pudiera facilitar la ejecución de actos que vulneren los derechos humanos fundamentales. Hay que tomar en cuenta que la defensa de los Derechos Humanos aparece en la mayoría de los códigos éticos como principio básico. Están señalados en el Código de Ética del Psicólogo del Colegio Estatal de Psicólogos de Querétaro, AC y de su federación gremial (FENAPSIME).

Sin pretender desconocer la importancia que el secreto profesional tiene en el desarrollo de la práctica profesional de la psicología, la obligación de guardar secreto profesional no es ni puede ser considerada absoluta, ya que no constituye en sí una ley principal, sino una recomendación moral, un medio, un instrumento para la defensa de la intimidad de las personas. Si el medio se convirtiera en absoluto, caeríamos en situaciones en las cuales el mismo fin podría ser afectado.

Nuestra práctica está enmarcada social, legal y éticamente y este marco debe serle claro a los usuarios; quien podrá entonces asumir que nuestro compromiso con él y nuestra disposición confidencial serán máximas, pero siempre dentro del contexto que nuestro compromiso social, legal y ético permite.

El valor de nuestra palabra frente a los consultantes ha de encontrar sustento en nuestro compromiso con los principios universales y en que, en situaciones de conflicto, actuaremos siempre en procura del bien mayor.

En el escenario de la ética profesional debemos atender cualquier irregularidad pues se está en riesgo la integridad del usuario y nuestra libertad civil.

 Por: Juan Carlos García Ramos/Psicólogo Clínico

 

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