Días de polémica por la discriminación racial en Estados Unidos, que iniciaron con una manifestación violenta en Charlottesville y se han prologando por las declaraciones de Trump. ¿Por qué sigue existiendo el racismo hoy día?
- Una manifestación con tinte racista. El motivo de la concentración de los llamados “ultranacionalistas blancos” en Charlottesville (Virginia), era claramente de corte racista, ya protestaban para que no fuera retirada una estatua del general confederado Robert E. Lee, quien luchó para que no fuera abolida la esclavitud.
- Racistas amparados por la constitución norteamericana. En Estados Unidos, el derecho a la libertad de expresión está protegida por la Primera Enmienda (1791) de la Constitución. De tal manera que los ciudadanos pueden decir o escribir, sin restricción, lo que piensan, y también pueden realizar cualquier gesto o portar cualquier signo gráfico para expresar sus opiniones.
En contraste, en Alemania están prohibidos todos los símbolos del nazismo, los discursos de odio y la existencia de grupos de tipo neo-nazi. Casi al mismo tiempo del atentado en Charlottesville, un ciudadano estadounidense fue apresado por hacer el saludo de “Heil Hitler” en Dresde. (BBC Mundo, 16 ago. 2017)
- Cuando se eclipsa el sentido común. Hoy día resulta prácticamente evidente que todos los seres humanos somos iguales, por el mero hecho de ser personas. Sin embargo, en el mundo griego y romano clásico, la esclavitud era vista como algo natural y, ante la ley, existían tanto hombres libres como siervos.
Fue el Cristianismo el que propició la igualdad radical, ya que sostiene que, ante Dios, todos los hombres son iguales y poseen la misma dignidad y los mismos derechos. Por eso, toda discriminación social, racial, sexista, cultural o religiosa de la persona resulta una injusticia inaceptable. (Cfr. YouCat, 330).
Epílogo. La democracia se puede estrangular a sí misma, cuando al tutelar la libertad de expresión ampara la apología del racismo. La libre manifestación de las ideas nunca puede oponerse a las realidades que la fundamentan: la vida, la dignidad personal y la igualdad. Donde una ley permite la apología del racismo o de la violencia, ahí se ha eclipsado la razón y ahí se atropellará al ser humano.