No solo basta con dedicarles tiempo y mantenimiento a los espacios urbanos; debemos procurar que estas tareas sean valoradas por la comunidad. No solo los letreros de restricciones ayudan, tenemos que educar a las personas que nos rodean en darle un buen uso a los espacios y/o mobiliario, porque, al final de cuentas, es de todos y contribuye a mejorar nuestro estado de ánimo, salud, seguridad, movilidad y conduce a convivir con otras personas de manera saludable. Como padres, familiares o educadores tenemos la misión de educar primero desde el hogar, posteriormente en los centros de enseñanza, fortaleciendo acciones como saludar, sonreír, compartir, cuidar, ceder, pedir y convivir con todos los ciudadanos.