La relación del ciudadano con el espacio urbano tiene que ver con el concepto de urbanidad –Del lat. urbanĭtas, -ātis–, que significa cortesía, atención y buenos modales.
No solo basta con dedicarles tiempo y mantenimiento a los espacios urbanos; debemos procurar que estas tareas sean valoradas por la comunidad. No solo los letreros de restricciones ayudan, tenemos que educar a las personas que nos rodean en darle un buen uso a los espacios y/o mobiliario, porque, al final de cuentas, es de todos y contribuye a mejorar nuestro estado de ánimo, salud, seguridad, movilidad y conduce a convivir con otras personas de manera saludable. Como padres, familiares o educadores tenemos la misión de educar primero desde el hogar, posteriormente en los centros de enseñanza, fortaleciendo acciones como saludar, sonreír, compartir, cuidar, ceder, pedir y convivir con todos los ciudadanos.
Los espacios son inservibles sin el buen uso, la misión final del espacio es hacer crecer a la comunidad, fortalecer lazos y agrandar el espíritu. El ser amigables de alguna manera mejora nuestro entorno y nos fortalece como ser humano en el espacio público, arraigándonos al territorio y creando lazos de bienestar social.
En una ocasión, esperando el transporte público bajo una luminaria que parpadeaba y basura acumulada, llegó una persona sonriendo y dijo “buenas noches”. Devolví el saludo sonriendo e instantáneamente fue aminorada la molestia e inseguridad del lugar. Son momentos en los que se vuelve a creer en la ciudad humana, porque vemos y sentimos la bondad de nuestros habitantes. Al siguiente día, hice mi responsabilidad, comunicandole a la autoridad competente las condiciones de ese espacio público deteriorado.
En breve iniciará el sistema Qrobús, oportunidad para un ejercicio de urbanidad, al tener otra dinámica de movilidad, respetando los espacios y tiempos, tanto peatones, conductores y servidores; todos con la misión de aprender el sistema, mostrando paciencia, cuidando las unidades, y optimistas ante el nuevo reto, sin perder de vista el criterio; si el sistema reúne los requisitos de la demanda, bien, y si no fuera así, llegará el tiempo en que, como sociedad organizada, lo comunicaremos, pero siempre con respeto y empatía.