La ciudadanía, cliente, alumnos han cambiado. Por lógica, el sistema gubernamental, de representación y enseñanza también deben cambiar. Hoy, tenemos una ciudadana involucrada, informada, interesada y conectada con lo que acontece. Las entidades gubernamentales ya no pueden detener la nota periodística. Es difícil centralizar la información. Las redes sociales y la tecnología ‘viralizan’ cualquier información en un clic. ‘Viralizar’ significa dar a una unidad de información la capacidad de reproducirse de forma exponencial.

La comunicación de los hechos que se generan en CDMX (sismos, derrumbes o desaparecidos entre escombros), Querétaro (inundaciones), Las Vegas (masacre), Corea del Norte (pruebas nucleares) y España (democracia) nos llevan a la conclusión que en cuestión de minutos las noticias están al alcance del celular, la red social o medio informativo, sin importar si son fidedignas o el lugar de origen.

¿Cómo educar, gobernar o representar a nuestro cuestionador consumidor final? El primer paso es no subestimar su capacidad informativa y de raciocinio. El segundo, escuchar su punto de vista y abrirnos a la posibilidad de que no siempre tenemos la razón. Estimula la riqueza del diálogo, del debate, de la investigación y abrir distintos puntos de vista. Créeme, te sorprenderás de lo que puedes evolucionar si comienzas a escuchar.

¿Si realmente te interesa que alguien aprenda y se enamore del asunto que vas a exponer? Suéltalo. Sí, suelta el tema y deja que el receptor se apropie, adopte y desarrolle tu especialidad. Deja que los participantes se apropien del contenido, que el pueblo se haga responsable de generar nuevos programas sustentables (en beneficio social o comunitario). Permite y confía en que ellas se harán cargo y desarrollarán su creatividad a favor de mejores sociedades y sistemas. El cliente final cambió. No quiere escucharte, prefiere hablar y vivir la experiencia, descubrir el tema y hacerse cargo de sus consecuencias. Quiere ir a las casillas para hacer respetar sus ideales y no desea permanecer en la ausencia social, se hace causante de la reconstrucción y del educar a las siguientes generaciones con participación e involucramiento ciudadano.