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Martha Irene Delgado @MarthaIreneDP Doctora en Comunicación Social por la UPF de Barcelona, maestra en Artes Visuales por la UNAM y licenciada en Diseño Gráfico por la UVM. Asesora de proyectos de comunicación visual. Hace un par de meses fue recuperado el cuadro ‘Mujer ocre’, un desnudo femenino del pintor Willem de Kooning, robado en … Leer más

9 de octubre 2017

Martha Irene Delgado

@MarthaIreneDP

Doctora en Comunicación Social por la UPF de Barcelona, maestra en Artes Visuales por la UNAM y licenciada en Diseño Gráfico por la UVM. Asesora de proyectos de comunicación visual.

Hace un par de meses fue recuperado el cuadro ‘Mujer ocre’, un desnudo femenino del pintor Willem de Kooning, robado en 1985 del Museo de Arte de la Universidad de Arizona. Se presume que la obra –valuada en más de 100 millones de dólares– fue sustraída por una familia apasionada por el arte y la cultura que, al parecer, no tenía una motivación económica para cometer el hurto, sino solo el deseo profundo de tener la pintura en su modesta habitación para contemplarla cada día.
Resulta una historia increíble, pero hay varios casos similares y no es de extrañar. Estudios científicos demuestran que contemplar una obra de arte produce un aumento del flujo sanguíneo en zonas del cerebro relacionadas con el placer. Y, en efecto, es raro quien no haya experimentado esa sensación –tan semejante a una cita amorosa–, cuando en un museo nos aproximamos hacia aquella pintura que anhelábamos tener frente a sí; más aún, aquellas pinturas que ni siquiera sabíamos de su existencia, pero que de pronto irrumpen, arrebatan y enamoran. La obra mueve y transforma algo que, en algún sentido, la hace formar parte de nosotros y produce la necesidad urgente de proximidad, como ocurre en el enamoramiento.
Hay personas que viajan distancias largas y se conforman con visitar la obra, para otros no es suficiente y compran una reproducción, o hay quienes invierten sus ahorros y adquieren lo que sus posibilidades les permite. Algunos cometen la osadía de enamorarse de Münch, Da Vinci, Vermeer, Van Gogh, Rembrandt, Monet, Goya o Degas y no ven más destino que el estar unidos y, como se dice, en nombre del amor se cometen muchos errores. Sí, hay quienes consideran que el ‘amado’ les pertenece y es el preámbulo de acciones marcadas por la locura.
En este momento, el FBI completa la investigación y trata de reconstruir los hechos en torno a la desaparición del cuadro ‘Mujer ocre’, por lo que ahora más de uno plantea con perspicacia si, en casos de este tipo, la sanción penal sería ser menor si se comprobara que el móvil del delito fue ‘por amor al arte’.

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