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Dentro del toreo y su rito, existe una danza que de manera acompasada protagonizan tarde a tarde la vida y la muerte, sin que esta última respete el sitio o el momento en que se hará presente. Puede ser en el mismo albero o fuera de él, o producto de una herida de asta o … Leer más

10 de noviembre 2017

Dentro del toreo y su rito, existe una danza que de manera acompasada protagonizan tarde a tarde la vida y la muerte, sin que esta última respete el sitio o el momento en que se hará presente. Puede ser en el mismo albero o fuera de él, o producto de una herida de asta o un simple padecimiento. La cuestión es que en este 2017 su presencia ha sido constante en el ambiente taurino, cobrando la vida de muchos personajes. Para iniciar el mes dedicado a los muertos, tocó el turno al diestro Miguel Espinosa ‘Armillita Chico’, hacer el paseíllo hacia la eternidad.

Miguel, hijo del maestro Fermín, en la época de los 70 llamó la atención por esa naturalidad y sentido de la estética en el manejo del percal, por esa facilidad admirable para colocar las banderillas y una clase excepcional al manejar la muleta. Durante el primer tercio, sus verónicas llevaban una alta dosis de clase y profundidad; al colocar banderillas poseía un gran sentido del tiempo y la distancia, así como de la velocidad en la arrancada del toro. Sin embargo, lo más destacado de su toreo fue la muleta, sobre todo con la izquierda, la cual era llevada de manera suave, acompasada, llena de temple, para traer las embestidas, dentro de un bello marco estético.

Sin embargo, así como era poseedor de todas estas cualidades en su toreo, también fue un diestro de los llamados ‘de vena’. A pesar de desplegar una tauromaquia inspirada en sí mismo, en lo que su inspiración le dictara de momento, también fue un torero al que el público presionó de manera constante, requiriéndole mayor regularidad en sus actuaciones, sobre todo en la época en que Manolo Martínez ya se había retirado. Querétaro fue una ciudad importante para Miguel, tomó la alternativa en la Plaza Santa María, en febrero de 1977. Además, participó en los dos carteles de i-nauguración del coso de Provincia Juriquilla en 1987, al lado de Curro Rivera, en ambas ocasiones.

Torero importante en la época de los 80. En 30 años de activo hizo el paseíllo en mil 330 ocasiones y tuvo ocho percances en su carrera, destacando el sufrido en Madrid: una banderilla le atravesó el cuello, salvándose de milagro. Miguel Espinosa ‘Armillita Chico’, dueño de una tauromaquia llena de técnica y pureza artística respaldada por la grandeza de una dinastía. QDEP.

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