Francisco realizó una visita apostólica a una “Iglesia herida” por escándalos mediáticos, en la que ha disminuido la participación de los fieles.
¿Qué podía hacer el papa para revitalizar a la Iglesia chilena?
1. Un viaje complicado. Se trataba de una visita papal complicada. Según la cadena alemana Deutsche Welle (DW), los casos de pederastia abrieron una herida en la relación de muchos chilenos con la Iglesia. El viernes 12 de enero, grupos no identificados atacaron cuatro iglesias en Santiago de Chile y dejaron amenazas al papa Francisco.
2. Sintonía con la nueva generación. Fue muy llamativo que hubiera miles de jóvenes que participaron como voluntarios en la organización y desarrollo de la visita apostólica, pues antes del viaje papal los medios más bien parecían reflejar desinterés por parte de la juventud.
Francisco tuvo un evento masivo con los jóvenes, a los que se dirigió en términos muy usuales para ellos. Al hablarles de las dificultades de la vida, cuando se quedan “sin conexión” o cuando se quedan “sin batería”, les recordó cuál es “la contraseña” para conectarse Dios: hacerse la pregunta “¿qué haría Cristo en mi lugar?”
3. Por una Iglesia cercana a la gente. Un momento especial de la visita fue cuando el papa manifestó su “dolor y la vergüenza ante el daño irreparable causado a niños por parte de los ministros de Iglesia”. Horas más tarde, se reunió en privado con varias de estas víctimas.
Al igual que en muchos países de mayoría católica, en Chile se suele confundir la Iglesia con la jerarquía (los obispos y sacerdotes) como si los fieles laicos no fueran parte de ella. Por eso, Francisco recordó a los clérigos que no forman una élite.
Epílogo. A pesar de que algunos medios locales, basados solo en la escaza asistencia a los eventos de Temuco e Iquique, consideran que ese viaje apostólico fue un fracaso, la aportación de Francisco a los católicos chilenos ha sido muy grande, pues les planteó una renovada visión de la relación de los obispos con los fieles y dio un nuevo impulso a los creyentes que pertenecen a la llamada generación digital.