Los últimos años han mostrado la falta de tacto de los mandatarios del mundo para identificar el origen del problema.
Dos de esos casos se dan en Estados Unidos y América Latina y en ambas situaciones guardan relación con droga y la corrupción.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, considera que levantando un muro en la frontera con México va a solucionar la problemática que aumentó la crisis social y económica que tiene su país.
En el caso de la droga considera que sí ataca los centros de producción de coca o marihuana en los países latinos, especialmente Colombia, Perú o Bolivia controla los mercados cuando la realidad exacta es que el mal está en su territorio porque los mercaderes del delito tienen un mercado que poco a poco ha ido en aumento por la corrupción de sus autoridades.
Además hay estados de su país donde se autoriza el cultivo de marihuana para uso médico lo que no deja de ser un cuento chino a pesar de que son bien conocidos los buenos usos de esta planta.
La falta de políticas preventivas de salud y más fuertes de castigo a los mercaderes del vicio han hecho posible que el círculo vicioso se amplié con el paso de los años. “Si hay consumidores de droga hay productores y por consiguiente corrupción”, lo que es evidente.
Otra situación que suscita interés general es que todo parece indicar que por fin se descubrió el agua tibia y que Venezuela es un problema hemisférico.
La crisis venezolana que la sufren todos los estratos, en especial lo menos favorecidos, afecta no solo a los países limítrofes sino a todos porque los naturales de ese país están burlando fronteras y llegando con sus problemas económicos, sociales y de salud conllevando diferentes inconvenientes que se aumentan porque hay personas inescrupulosas que no dudan en enriquecerse a costas de ellos.
Lo anterior deja al descubierto la corrupción y la indiferencia de las autoridades para atender la problemática que tiene nuestros países.