Una historia de verdadero amor que, desde el primer momento que la empiezas a conocer, te envuelve por completo; sientes y comienzas a vivirla aunque sea solo por unos instantes… Eso para mí es la mejor manera de hacernos más sensibles hacia la vida de otros.
Los protagonistas son Nico y María, quienes se hacen muy buenos amigos en la escuela. Lo relevante en esta historia es que el protagonista tiene parálisis cerebral y la niña, un amor y unas ganas enormes de hacer disfrutar a su amigo tal y como ella, así como hacerlo parte de todo no importándole la condición física de él ni la opinión de sus compañeros.
Pedro Solís es director de este cortometraje titulado ‘Cuerdas’, inspirado en la historia de vida que ha tenido a lado de sus dos hijos Nicolás y Alejandra, y el cual ganó el premio Goya y cuenta con más de 15 millones de vistas en redes sociales.
Pensar que en cuestiones de segundos puedes estar propenso a adquirir una discapacidad como fue en el caso de su hijo Nicolás al faltarle oxigenación a la hora de su nacimiento y trayendo consigo una parálisis cerebral para toda su vida, te hace replantear tu vida, como lo fue con su padre, quien al ver que su condición era difícil de sobrellevar quiso transmitir el lado bueno como lo fue su hija, ya que desde el primer momento en que conoció a su hermano se enamoró de él y comenzó a ver la manera de cómo incluirlo en todo y hacerle la vida más satisfactoria, ya que él nunca iba poder caminar ni moverse por sí solo.
Lo increíble de todo esto es que el personaje del cortometraje es viva imagen de su hijo y no solo de él, sino que de igual manera posee varios de los rasgos comunes de las personas que tienen dicha condición, por lo cual se ha convertido en el reflejo de muchos niños. Por este motivo, ‘Cuerdas’ no solo se quedó en cortometraje, sino que ahora se convirtió también en un cuento en donde se relatan las reflexiones de las vivencias de María al lado de su hermano menor.
Dicho cortometraje es una buena herramienta de sensibilización para toda la población en general, ya que no solo es suficiente “ponerte en los zapatos de la persona, sino también usarlos por un rato para saber lo que en realidad es”.