Hace poco tiempo, el líder de China, Xi Jinping, convocó de manera abrupta a cientos de funcionarios en Pekín, una situación que obligó a algunos a reprogramar asambleas locales que tenían planeadas desde hace tiempo. Dio la impresión de que la reunión fue orquestada para expresar una urgencia nerviosa. De acuerdo con Xi, el Partido Comunista debe lidiar riesgos importantes en todos los frentes y se deben cerrar filas y prepararse para la tormenta.
Xi declaró que, sin importar si se trataba de política internacional, comercio, desempleo o los precios de las propiedades, se iba a responsabilizar a los funcionarios que se equivocaran y permitieran que los peligros se descontrolaran hasta convertirse en amenazas reales.
“A nivel mundial, las fuentes de agitación y los puntos de riesgo se están multiplicando”, mencionó Xi en la reunión celebrada en enero en la Escuela Central del Partido. En casa, agregó, “el partido corre el riesgo de la indolencia, la incompetencia y el distanciamiento del pueblo”.
El discurso fue una de las advertencias más duras de Xi desde que llegó al poder en 2012 y ha resonado en cientos de reuniones locales del partido a nivel nacional.
Enfatiza cómo el crecimiento desacelerado y la agotadora guerra comercial de China con Estados Unidos han magnificado los temores crónicos de descontento social que sufre el liderazgo del partido. Las conversaciones comerciales que se han llevado a cabo en Washington entre funcionarios estadounidenses y chinos terminaron la semana pasada sin un acuerdo oficial, aunque el presidente Donald Trump postergó una fecha límite para aumentar los aranceles a los productos chinos, tras argüir que los negociadores estaban progresando.
“Pekín está enfrentando una presión significativa de la comunidad internacional por sus prácticas políticas y empresariales que solo se suma a sus dificultades para solucionar sus problemas a nivel nacional”, comentó Elizabeth C. Economy, investigadora del Consejo de Relaciones Exteriores en Nueva York quien escribió “The Third Revolution”, un estudio sobre Xi.
No hay contendientes políticos en el horizonte que pudieran representar una amenaza inmediata para el Partido Comunista o Xi. Sin embargo, los comentarios del presidente dejaron claro que en especial en 2019 —un año de aniversarios con un delicado contenido político— el partido extinguiría con agresividad las chispas que pudieran encender protestas y alboroto.
Hace un año, Xi triunfó en la legislatura nacional de China, al derogar el límite para los periodos de su presidencia, con lo cual abrió el camino para estar otra década o más como presidente y líder del partido, además reorganizó el gobierno para convertirlo en una herramienta más obediente del poder del partido.