La semana pasada, en su testimonio ante el Congreso, Michael Cohen en efecto advirtió sobre un golpe de Estado:
“Dada mi experiencia trabajando para el Sr. Trump, temo que si pierde la elección en 2020, nunca habrá una transición pacífica del poder”, dijo Cohen.
Eso encajó a la perfección con la preocupación en algunos círculos liberales de que el presidente Donald Trump pueda no solo debilitar la democracia sino, de hecho, anularla. Las referencias a la toma de Alemania por parte de los nazis han proliferado y las moralejas sobre el fascismo ahora se escuchan por todas partes, incluso en el libro de Madeleine Albright, “Fascism: A Warning”.
La polarización también conduce a los seguidores de Trump a preocuparse por un golpe de Estado —por parte del “Estado profundo” en contra de Trump— y algunos hacen referencias simplistas sobre recurrir a la violencia.
“Estamos en una guerra civil en este país”, le dijo a Laura Ingraham en su podcast Joseph diGenova, un destacado comentarista conversador de Fox News y otros programas. Y agregó: “Como les digo a mis amigos, yo hago dos cosas: votar y comprar armas”.
Vamos a respirar profundamente.
Me parece que el representante demócrata de California Adam Schiff, quien encabeza el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, tiene razón cuando dice: “Este es un momento de gran peligro para nuestra democracia”. No obstante, ahora que acabamos de pasar la mitad de la presidencia de Trump (¡Espero!), vale la pena analizar cómo ha sorteado este desafío el país y mi aporte es que las instituciones y las normas estadounidenses han demostrado una fortaleza y resiliencia impresionantes.
Uno de los elementos más problemáticos de la presidencia de Trump ha sido su ataque sistemático a nuestras instituciones: el FBI, el Departamento de Justicia, la comunidad de inteligencia, los medios noticiosos, los tribunales. Sin embargo, en su mayoría, han aguantado el acoso presidencial.
Por mencionar un ejemplo, Jane Mayer de The New Yorker informa que en 2017 Trump ordenó a sus asesores bloquear la fusión entre AT&T y Time Warner, en apariencia para castigar a CNN (una unidad de Time Warner) por su cobertura noticiosa y ayudar a Fox News. Esto fue tremendamente inadecuado, así que los asesores lo ignoraron.
“Lo he mencionado 50 veces”, dijo Trump enfurecido, según recuerda Mayer. “Y no pasa nada”.
El Departamento de Justicia sí inició el procedimiento para obstaculizar la fusión, pero los tribunales frustraron los planes de Trump y permitieron que siguiera adelante.