Nuevo actor en Europa: Alejandro Gutiérrez Balboa

La guerra civil ha provocado un alud de migrantes a Europa, sobre todo a Italia; en 2016 hubo más de 180 mil embarcaciones que llegaron a Europa

Alejandro Gutiérrez Balboa

Al norte de África y en medio del Mediterráneo se gesta un nuevo conflicto que impactará la geopolítica europea: Rusia y Turquía intervienen en la guerra civil de Libia.

Desde agosto de 2011, con la caída del dictador Muamar el Gadafi que gobernó Libia 42 años, el país se sumergió en una guerra civil entre las fuerzas que lo derrocaron, sin que ninguna haya logrado la hegemonía y que ha tenido 2 oleadas de violencia, la última desde 2014. En la actualidad, 2 bloques se enfrentan, el que encabeza el gobierno libio, reconocido por la ONU y que controla la capital del país, y la otra al mando del mariscal Jalifa Hafter, que estudió en academias militares de Rusia.

Al gobierno libio, además de la ONU lo apoyan diplomáticamente Francia, Rusia, Qatar, Italia y Turquía. Pero Francia ha vendido armas al oponente Hafter, lo mismo que Rusia. Al mariscal lo apoyan Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Arabia Saudita.

Sólo el gobierno libio puede vender petróleo, muy cotizado por su finura y ligereza, aunque las fuerzas de Hafter controlan varias zonas petroleras. En Libia extraen petróleo la española Repsol, la francesa Total y la italiana Eni. La guerra civil ha provocado un alud de migrantes a Europa, sobre todo a Italia; en 2016 hubo más de 180 mil embarcaciones que llegaron a Europa. Entre 2014 y 2017 más de 620 mil personas migraron desde Libia y más de 13 mil murieron ahogadas en el Mediterráneo.

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Rusia ha intervenido en apoyo de la facción de Hafter con sus mercenarios del grupo Wagner, militares que ya intervinieron en Ucrania, en Siria, Sudán y República Centroafricana. La misma existencia de este grupo es negado obstinadamente por el gobierno de Putin, pero es parte fundamental de su estrategia militares conocida como guerra híbrida y que pretende extender la influencia rusa a esta región.

Turquía interviene en el conflicto para asegurar su parte en los yacimientos energéticos del Mediterráneo, que comparten Grecia, Chipre, Israel y Egipto. Logrando un corredor hacia Libia y construyendo gasoductos rusos hacia Europa por su territorio, Turquía pretende irrumpir en la geopolítica europea y asiática. A eso se debe la conversión en mezquita del museo de Santa Sofía.

Libia seguirá siendo un estado fallido muchos años.