Carlos Olguín
Apenas en días pasados, el Coneval, con base en los datos del Inegi, dio a conocer la evolución de la pobreza del 2018 al 2021; es decir del actual Gobierno, no de los neoliberales, no de la mafia del poder, no de los conservadores, sino de los actuales y las cifras son de verdad duras. Más de 4 millones de personas que retrocedieron en estos dos años, siendo que casi 2 millones personas se ubican en pobreza extrema; es decir, no puede ni cubrir necesidades básicas como la alimentación, la educación, la salud, la vivienda, la seguridad social y el acceso a servicios básicos como agua, luz y drenaje.
La salud es un rubro que merece una mención aparte, pues era un compromiso de ese Gobierno el tener un sistema de salud como el de los países de primer mundo. Eso se iba a lograr con el Insabi y desapareciendo el Seguro Popular, que no era seguro ni era popular según el propio presidente que, como todo lo que se ha hecho durante ese gobierno, no ha mostrado pruebas. Nunca demostró la corrupción del aeropuerto de Texcoco, la corrupción de las estancias infantiles, de los fideicomisos desaparecidos y un largo etcétera, pero sí se desaparecieron y eso, según los datos del Coneval, le costó a 17 millones de mexicanos y mexicanas quedarse sin acceso a la salud. Esos son los verdaderos números de tomar decisiones a la ligera; causa mucho dolor y tragedias, porque esas personas no tienen para pagar salud privada que dicho sea de paso es carísima en México.
En la parte laboral, por supuesto que no estamos bien. Seguimos sin recuperar 600 mil empleo formales que teníamos antes de la pandemia, pero la pregunta es: ¿Qué empresari@ va a confiar en nuestro país con decisiones como las del gas LP, el aeropuerto, la cerveza, etcétera? Ese no es el camino y esas peleadas decisiones las paga la gente que hoy está sin trabajo, sin salud y sin dinero.
Una parte de análisis muy importante son las remesas, ese dinero que en principio y en teoría mandan nuestros paisanos, sobre todo de EUA, a sus familiares en México para cubrir esas necesidades que aquí sencillamente no podrían pagar, y digo que en principio porque algunos investigadores como Jorge Andrés Castañeda han descubierto que casi la mitad de esas ‘remesas’ en realidad es dinero del narco, y ese dinero no ayuda a la gente pobre, sino que solo fortalece a los grupos criminales para generar más violencia ante un Gobierno de México que les ofrece “abrazos”.
Como siempre, nuestro presidente dijo tener “otros datos”, sin mostrarlos. Esos 4 millones de personas que hoy no tienen ni para comer no tienen la misma cobertura que la presidencia de la República. Ellos y ellas tienen que ingeniárselas con un Gobierno que le importa más ganar dinero que hacer una consulta absurda, y hablar de la conquista hace 500 años. En fin, cada quien se tiene que rascar con sus propias uñas, porque la 4T es lo mismo, solo palabras, nada de hechos.