El poder económico, el de las leyes o el de la moral está en juego en el caso de Novak Djokovick
Iván Torres
Renata Voracova es una tenista checa que fue deportada por las autoridades de migración australiana por no tener su esquema de vacunación para jugar el primer Grand Slam del año de la WTA; contaba con su exención médica para hacerlo, y de acuerdo con un comunicado de la misma asociación de mujeres tenistas profesionales (WTA), no hizo nada malo para ser deportada. Siguió todos los procedimientos para cruzar la frontera y hoy se encuentra en su país pidiendo una indemnización financiera por los gastos generados en su viaje (ida y vuelta).
¿Por qué no tuvo el mismo trato que el serbio Novak Djokovick? Renata está ranqueada en la posición 82 como jugadora de dobles, tiene 38 años, nunca ha ganado un Grand Slam y su mejor ‘ranking’ fue en el 2017, cuando llegó al lugar 32 del mundo. Es decir, no le genera valor al tenis mundial, está mal que así lo diga y me responsabilizo por este comentario, pero lo menciono porque el deporte blanco no ha mostrado la caballerosidad que lo caracteriza.
El poder económico, el de las leyes o el de la moral está en juego en el caso de Novak Djokovick. Después de que un tribunal en Melbourne, Australia, a diferencia de Voracova, le dio la posibilidad de mantener su estancia en dicho país para jugar el primer Grand Slam de la ATP; aún es una incógnita la posibilidad de hacerlo. Por lo pronto, el serbio entrena y se desplaza a su lugar de hospedaje a pesar de la molestia de los ciudadanos que están a favor y en contra de su permanencia en ese lugar.
La Federación Australiana de Tenis invierte cantidades muy importantes de millones de dólares para contar con el mejor elenco y por supuesto están involucrados al menos los 10 mejores del mundo. Los patrocinadores no pagan lo mismo; si no se cumplen algunas cláusulas, se pierde dinero. Las leyes y normas son para cumplirse y el debate está en hacerlas cumplir o no, vienen horas críticas, o se impone el Gobierno o será el hazmerreír mundial por ir contra sus disposiciones para garantizar vida y seguridad ante la pandemia.
Finalmente, si para jugar una de las reglas es vacunarse, ¿por qué el propio Novak, en su calidad moral de número 1 del tenis, no se vacuna? Si se ha demostrado que eso ha hecho que baje la mortalidad en el mundo, ¿lo maquillarán como un tema de derechos humanos?