Desde luego, las autoridades israelíes han minimizado los daños causados a su país por las agentes
Alejandro Gutiérrez
Como salido de una novela de Le Carré, un grupo de cuatro mujeres mayores, algunas ya abuelas, fue detenido en Israel, acusadas de espiar para Irán. Las mujeres, todas judías y con la nacionalidad israelí, llegaron en el pasado al país, procedentes de Irán, de donde emigraron a Israel.
El grupo, que incluye al esposo de una de ellas, fue captado por un agente iraní que se hizo pasar por un judío que quería emigrar, como ellas en el pasado, a Israel. Le enviaban cotidianamente fotografías de instalaciones sensibles del país y de al menos una sede diplomática de los Estados Unidos. Además, pidió a dos de las mujeres que sus hijos se alistaran en una unidad de inteligencia del Ejército israelí y a otra que su hijo se infiltrara en la unidad de ciberguerra del mismo Ejército.
Desde luego, las autoridades israelíes han minimizado los daños causados a su país por las agentes, informando que se trataba de una etapa muy temprana de reclutamiento en la que se les solicitaba material innocuo para irlas “asegurando” con vías a mayores misiones. También han ridiculizado la trama, etiquetando a las protagonistas como las “abuelas espías”.
Sin embargo, la guerra de baja intensidad que sostienen Israel e Irán ha echado mano de toda clase de recursos en ambos países, destacando la labor de inteligencia, una de cuyas herramientas es el espionaje, considerado el segundo oficio más antiguo del mundo, después de la prostitución y ambos intrínsecamente vinculados.
Irán ya ha captado antes a importantes agentes locales, siendo un exministro de Energía del Gobierno israelí uno de los más destacados, y quien entregó información muy sensible al Gobierno de los ayatolás. Con todo ello, lo que parecía un monolito del que tanto alarde han hecho sus autoridades, esto es la sociedad israelí en general, ha demostrado no estar exenta de las pasiones y debilidades propias del ser humano común, entre ellas la sed insaciable de dinero.
En un país con fama de contar con los mejores servicios de inteligencia del mundo, empeñado en evitar a toda costa que Irán se haga de plantas nucleares, paso previo a la elaboración de armas del mismo género, la lucha de las instituciones de espionaje contra su actual principal enemigo es encarnizada y ninguno de los adversarios está dispuesto a ceder nada. Todavía veremos muchísimos capítulos de esta historia, en muy variados escenarios.