En este espacio hemos abundado sobre la problemática que existe en la Sierra Gorda, particularmente por el uso de cuatrimotos o vehículos tipo RZR; un tema que se ha puesto en el foco por el riesgo que representa una actividad que está generando grandes dividendos para quienes se dedican a ese tipo de actividades recreativas.
El sentido común dictaría que dichos paseos deben suspenderse, pero lo que hay detrás es aún más complejo; pues no solo son turoperadoras establecidas las que, con la aparente anuencia de las autoridades, ofrecen esa experiencia única de vivir y conocer la naturaleza, sino que hay particulares que sin ninguna restricción, guía, ni permiso llegan al bosque con su propio equipo y lo invaden.
Todas las aristas de ese tema ya están en el radar de las autoridades; al menos eso nos han dicho.
En medio de una crisis climática, del deterioro de los recursos naturales, pero también de una gran presión económica que se agudizó con la pandemia de COVID-19, es necesario y urgente que se encuentre una solución.
Nadie quiere perder dinero, pero su generación no puede ser a costa del daño a la naturaleza; así que seguiremos pendientes de qué soluciones se proponen para garantizar el equilibrio ecológico, pero también de la generación de alternativas para quienes viven de los ingresos turísticos.
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