Se cumplieron 500 años de la presencia de la orden franciscana en México el pasado día 13 de mayo, una fecha que, sin duda, ha pasado a la historia de nuestra patria, pero también una gran fecha en la presencia del catolicismo y del proceso de evangelización en América.
Hablar de la orden franciscana es hablar indiscutiblemente de su fundador, San Francisco de Asís, que fundó la orden de los menores, la orden de las Clarisas y la orden de los laicos; hoy, nos referimos a los franciscanos religiosos que llegaron a México un 13 de mayo de 1524, iniciando, con esto, la presencia de esta gran orden religiosa que tanto bien ha hecho en México.
Fray Martín de Valencia, fray Francisco de Soto, fray Martín de la Coruña, fray Toribio de Benavente o Motolinía, fray Francisco Jiménez Cantó, fray Antonio de Ciudad Rodrigo, fray García de Cisneros, fray Luis de Fuensalida, fray Juan Suárez, fray Andrés de Córdoba, fray Juan de Palos y fray Juan Ribas fueron los doce franciscanos que llegaron a San Juan de Ulúa en Veracruz y quienes traían el mandato del Santo Padre para comenzar el proceso de evangelización.
El convento de Tlaxcala fue el primero que se fundó y, de ahí, fueron extendiéndose en todo el territorio de la Nueva España hasta que lograron establecerse en muchos de las ciudades que recibieron su influjo de manera permanente.
Tenemos que destacar grandes franciscanos en la historia de México, desde fray Juan de Zumárraga, que fue el primer arzobispo de México, hasta grandes evangelizadores como fray Antonio Margil de Jesús o fray Junípero Serra, que, con sus fundaciones, también crearon grandes ciudades y grandes lugares de desarrollo del franciscanismo.
Los conventos de San Francisco en la ciudad de México, el de Propaganda Fide de San Fernando o el de Propaganda Fide de la Santa Cruz, son, sin duda, punto de referencia de los franciscanos, además de las diversas advocaciones marianas que nos han dejado hoy en día, como la venerada imagen de Nuestra Señora de Zapopan o la venerada imagen de la Virgen del Pueblito, tan querida para los queretanos.
El primer fruto del franciscanismo en México lo es san Felipe de Jesús, quien fue martirizado en Japón y es el primer santo de la iglesia católica mexicana. Es un ejemplo de vida y un ejemplo de la predicación franciscana.
No podemos olvidar la presencia de los franciscanos en la fundación de nuestras ciudades: San Juan del Río y Santiago de Querétaro fueron fundadas a la luz de la presencia franciscana que caminaba junto con los conquistadores. A 500 años de su llegada a México, tenemos mucho que agradecer a los hijos del gran Francisco de Asís porque México no se puede entender sin ellos.
MT