Para remediar esta necesidad, el padre Galindo, el día 3 de abril de 1688, solicita, a Su Majestad, una licencia para fundar algunos colegios donde se instruyera a los religiosos que iban a las misiones, pero fray Felipe Galindo no esperó la respuesta del rey y se dirigió al conde de Monclova, virrey de la Nueva España, pidiéndole la gracia de fundar los mencionados colegios, concediendo el permiso correspondiente y confirmado por el rey el día 18 de junio de 1689, disponiendo que se fundara un convento en San Juan del Río para religiosos destinados a las Misiones de la Sierra Gorda pudiendo aprender la lengua chichimeca y, al mismo tiempo, pudieran curarse y descansar.