Sin embargo, aclaró que al momento de revisar la información en los juzgados sobre este sector de la población, el crimen que aparece en primer lugar es el robo. Esta diferencia en los datos se debe a que las conductas delictivas menores se pueden solucionar en la Fiscalía, llegar a acuerdos para reparar los daños cometidos y evitar la judicialización del caso; es decir, que ya no se lleve al adolescente a una sala de audiencias frente a un juez para que le formulen acusaciones, explicó Ponce Villa. Esto último, dijo, solo aplica en casos extremos como violación, homicidio, secuestro y robo con violencia. “(La justicia para adolescentes) no solamente se trata de llevarlos a un procedimiento penal, sino a la par que eso sirva para detectar su problemática, porque lo que el sistema quiere es dos cosas: evitar que vuelvan a cometer un delito, y dos, formar ciudadanía responsable”, subrayó.