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‘Sientes que te llega hasta el cerebro’; la odisea de una prueba de COVID-19

Para quienes sospechan de haber estado en contacto con algún enfermo con el nuevo coronavirus, la espera de resultados llega hasta 72 horas después Fernando Egasiru Saber si estás infectado del coronavirus es relativamente sencillo en Querétaro. Si estuviste con alguien que dio positivo en COVID-19, o presentas síntomas, puedes llamar al 442 1015205. Te … Leer más

Para quienes sospechan de haber estado en contacto con algún enfermo con el nuevo coronavirus, la espera de resultados llega hasta 72 horas después

Fernando Egasiru

Saber si estás infectado del coronavirus es relativamente sencillo en Querétaro. Si estuviste con alguien que dio positivo en COVID-19, o presentas síntomas, puedes llamar al 442 1015205.

Te contestará un médico que te preguntará si presentas algún síntoma, te pedirá tus datos, te dará una clave, que coincide con tu número de teléfono ,y en 6 o 7 días debes presentarte a realizar la prueba gratuita. Puedes acudir al Centro de Salud Pedro Escobedo, en la calle Pino Suárez casi esquina con Nicolás Campa, o en el estacionamiento del Centro de Salud de Lomas de Casablanca.

“Aquí acude mucha gente, por lo que debe llegar con tiempo. Calcule un par de horas de espera para que le hagan la prueba; hay gente formada desde las 7 de la mañana”, me comentó antier vía telefónica una de las trabajadoras del centro de salud en Nicolás Campa, cuyo horario de atención es de 08:00 horas a 20:00 horas.

Atención temprana de COVID-19 reduce su peligrosidad

“Realizamos unas 50 pruebas al día en este lugar. Acá solo tenemos una unidad para tomar las muestras y la gente viene cuando tiene sospechas, y como saben que es gratuita acuden con frecuencia”, explicó uno de los encargados.

Para evitar aglomeraciones en el Centro de Querétaro, uno puede dirigirse al Centro de Salud de Lomas de Casablanca, donde cuentan con dos unidades para realizar las pruebas. En mi caso, me dirigí ayer a dicho al lugar. Llegué a las 08:00 horas. Me precedían nueves personas formadas, todas estaban ahí por haber estado en contacto con alguien sospechoso o positivo en COVID-19, pero ninguno de ellos mostraba síntomas evidentes. Todos tenían cubrebocas y algunos usaban careta.

Después de entregar mi credencial de elector, esperé en el estacionamiento, guardando sana distancia, pues así buscan evitar espacios cerrados. El tiempo avanzaba lento y mis compañeros de la fi la bromeaban, se reían, la pasaban bien, no sé si por los nervios o por tener esa juventud en la que se piensa que no se enfermarán nunca. Risas que se transformaban en expectación y cierta preocupación cuando el primero del grupo sale con los ojos llorosos, quejándose de recibir por la nariz varios centímetros de hisopo.

“Sí duele, te lo meten por la nariz y sientes que te llega hasta el cerebro”, comentó uno de los jóvenes. Una vez que te nombran, abandonas la fi la para contestar un cuestionario donde te preguntan los datos generales, y respondes si se presentas alguno de los síntomas. De ahí pasas a una mesa donde una enfermera explica que los resultados se me informarían telefónicamente en un plazo máximo de 72 horas.

“Ahora estamos dando prioridad para informar primero a los casos positivos, pero de cualquier forma le vamos a llamar”, respondía la enfermera al tiempo que entregaba una forma donde se informa el lugar, la fecha y las recomendaciones de estar tres días aislado para evitar posibles contagios a otras personas.

Una vez firmado el compromiso de resguardo y conocer las consecuencias de no hacerlo, me encaminé al tercer escenario, donde una enfermera cubierta de pies a cabeza, con uniforme, googles, careta, cubrebocas y guantes me explica que primero ingresará por mi garganta un hisopo de algodón.

“Lo voy a meter profundo, si cree que va a toser levanta la mano para hacerme a un lado”, explica muy amablemente.

Posteriormente toma una especie de lanceta que ingresa por la nariz hasta topar con hueso, ahí, tras sentir como raspa durante unos segundos, lo retira y te dice que es todo. La sensación que produce dan ganas de estornudar y salen algunas lágrimas de los ojos, “es un reflejo”, comenta.

En menos de dos horas se pudo realizar todo el proceso, el trato fue amable, no se tuvo que pagar nada y ahora solo queda cuidarse y esperar que la llamada de los próximos días revele que el resultado es negativo, de lo contrario habrá que pedir incapacidad laboral y aislarse por 14 días más.

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