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Tierra del Fuego, primer lugar en prohibir industria salmonera

Argentina se convierte en el primer país en prohibir esta actividad, que amenaza al medioambiente y a la salud humana Juan Carlos Machorro Tierra del Fuego, la provincia más austral de Argentina, aprobó un proyecto de ley que veta la salmonicultura en jaulas marinas. La prohibición de esta industria, que amenaza no solamente al ambiente … Leer más

Argentina se convierte en el primer país en prohibir esta actividad, que amenaza al medioambiente y a la salud humana

Juan Carlos Machorro

Tierra del Fuego, la provincia más austral de Argentina, aprobó un proyecto de ley que veta la salmonicultura en jaulas marinas. La prohibición de esta industria, que amenaza no solamente al ambiente sino también a la salud y la economía de sus habitantes, pone al país en los ojos del mundo, posicionándolo como el primero en tomar una decisión de tal magnitud con respecto a esta industria.

La salmonicultura es la siembra y cosecha intensiva de salmónidos en condiciones controladas para fines comerciales.

Bajo este tipo de producción se engorda a los salmones en “jaulas flotantes” ubicadas normalmente en bahías y fiordos a lo largo de las costas; una técnica que se originó en Noruega a finales de los 60s y creció exponencialmente en las últimas décadas. La cría intensiva de salmones en jaulas solamente es posible en un determinado tipo de ecosistema (frágil, prístino, de aguas frías y sumamente ricas en biodiversidad), lo cual ha generado en los últimos años una presión extrema en los lugares donde su desarrollo es viable”.

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Frente al rechazo social en los principales países productores y a los numerosos escándalos relacionados a la falta de transparencia, los escapes, mortandades y el uso indebido de antibióticos, Noruega vio la oportunidad de instalarse en Tierra del Fuego. En Argentina, el único lugar viable para este tipo de producción es el Canal Beagle.

En el 2019 el Gobierno argentino y el de la provincia de Tierra del Fuego firmaron un acuerdo con la corona de Noruega para desarrollar la producción de salmones en jaulas en dicha provincia. La industria no fue para nada bien recibida por los habitantes de Tierra del Fuego, que junto a comunidades vecinas chilenas, diversas organizaciones ambientales y la marca de ropa outdoor Patagonia, reconocida por su activismo ambiental, se hicieron escuchar a través de diferentes acciones y varias manifestaciones. El repudio fue tal que se logró que el gobierno pusiera un freno provisorio al proyecto.

En este camino, el legislador provincial Pablo Villegas presentó un proyecto de ley junto a la actual vicegobernadora Mónica Urquiza, para finalmente prohibir por ley la industria salmonera, mismo que fue aprobado por unanimidad.

Al respecto, el legislador Villegas afirmó que “creo que es importante decir que el mensaje es claro: si trabajamos con la cabeza y el corazón, con convicción, compromiso, pasión y responsabilidad, los logros suceden. Decirle No a las salmoneras es posible”.

Entre las consecuencias de la salmonicultura se encuentran las mortandades de salmones masivas, la intensificación de blooms de algas tóxicas (como la marea roja), la introducción de especies exóticas, la alteración de los ecosistemas y pérdida de fauna local, la generación de zonas “muertas”, el enmallamiento de mamíferos marinos, la resistencia bacteriana, así como fuertes impactos a la enorme huella socio ambiental.

David Alday -representante de la comunidad Yagán, pobladores originarios del fin del mundo, con la cual la provincia de Tierra del Fuego comparte el Canal Beagle-, refirió sobre esta decisión, que “en 30 años veo al archipiélago abundante en especies, rodeado de parques nacionales, potente, con una visión y un mensaje poderoso al mundo de cómo debemos cuidar y mantener nuestra naturaleza. Nos veo navegando, libres, el pescador artesanal haciendo su trabajo de siempre y sobre todo un Onashaga sin interrupciones, sin nada que obstaculice el paisaje”.

Al decirle no a la industria de la salmonicultura, Argentina demuestra que la urgencia de la crisis ambiental que se atraviesa puede ser abordada mediante el diseño de políticas de estado que identifiquen escenarios, construyan consensos y definan líneas de acción para el logro del bien común por encima de intereses sectoriales. Un modelo a seguir para Chile, país vecino, donde actualmente la salmonicultura tiene gran presencia, con un largo historial de desastres ambientales que han activado campañas masivas de más de 60 organizaciones, incluida la marca Patagonia.

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