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Qué son los ‘Demodictadores’: Mario Maraboto

  Mario Maraboto Una de las múltiples frases que el actual presidente de la República emplea para criticar o burlarse de los “neoliberales” y “tecnócratas” la utilizó nuevamente al presumir los “récords de logros” de su Administración, en su mensaje por el tercer informe de Gobierno: “Tenga para que aprenda”. El uso peyorativo del lenguaje … Leer más

 

Mario Maraboto

Una de las múltiples frases que el actual presidente de la República emplea para criticar o burlarse de los “neoliberales” y “tecnócratas” la utilizó nuevamente al presumir los “récords de logros” de su Administración, en su mensaje por el tercer informe de Gobierno: “Tenga para que aprenda”.

El uso peyorativo del lenguaje por parte de quien ahora dirige (es un decir) los destinos de este todavía gran país no es nuevo; es una práctica que ha realizado en prácticamente toda su vida política como líder de distintos movimientos sociales, pero que, a mi parecer, es poco adecuada para un presidente de la República. Se trata de expresiones que lo retratan en su verdadera identidad: la de líder político, no la de presidente.

Estas expresiones y forma de actuar son representativas de los demagogos de todo el mundo que han llegado al poder a través de procesos democráticos, lo que les da legitimidad y los hace un tanto invulnerables. Por ello, se sienten fuertes para llevar a cabo un estilo de Gobierno tramposo más enfocado a la autocracia; y ya que saben que su máscara de demócrata no puede durar mucho tiempo, emplean cualquier cantidad de artimañas para que su Gobierno parezca democrático y por ello les urge demostrar fuerza para consolidar sus proyectos.

Joel Simon, director ejecutivo del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ por sus siglas en inglés), los llama “demodictadores”, pues explotan sus mandatos democráticos para gobernar como dictadores: “Debido a que cuentan con apoyo popular, estos líderes disfrutan de cierta protección contra las campañas de denuncia dirigidas en su contra”. (‘The New Censorship: Inside the Global Battle for Media Freedom’ (Columbia University Press)).

Si se revisa la forma de Gobierno de este tipo de presidente como Putin en Rusia, Tayyip Erdogan en Turquía, Maduro en Venezuela y Trump en Estados Unidos, entre varios más, incluido AMLO en nuestro país, se pueden notar similitudes en conductas y expresiones para mantener el control caracterizadas por ataques hacia quienes le son críticos, obstaculizando la comprensión informada de la realidad de cada país.

Robert B. Reich, profesor de Políticas Públicas en la Universidad de California en Berkeley y exsecretario del Trabajo de Bill Clinton, identificó algunas técnicas que estos personajes emplean, basadas en regaños, confrontación, condena y amenazas. En su momento, Reich puso como ejemplo a Trump, pero aplica lo mismo para prácticamente cualquiera de los demodictadores vigentes del mundo, incluido México.

Por ejemplo, se fingen víctimas de los medios y los confrontan por sus coberturas “engañosas” y por generar “noticias falsas”. El actual presidente mexicano lo ha hecho personalmente y recientemente creó una sección dentro de su ‘show’ mañanero para exhibir las “mentiras de los medios” y generar contexto para su ser víctima.

Lo anterior da como resultado una confrontación con la que se busca poner al público en contra de los medios de comunicación. En ello ayudan mucho las redes sociales operadas desde el centro del poder a través de bots que buscan reforzar la crítica y la confrontación cuestionando la información de los medios serios y cuestionando los motivos y políticas de sus dueños. A ello se agrega el brincarse a los medios para comunicarse directamente con el público a través de videomensajes: el público estadounidense conocía lo que Trump pensaba a través de sus tuits, incluido su intento por eliminar a algunos medios “mentirosos y deshonestos”. En México son frecuentes los videomensajes del presidente en diversos escenarios para informar de lo que evidentemente no constituye noticia para los medios de comunicación. Es, además, una forma de incrementar el ego del mandatario.

A lo anterior se suma la continua condena a los comentarios críticos; en México la condena es por “chayoteros”, por estar a las órdenes de “la mafia del poder” y son exhibidos en el “quién es quién en las mentiras” con información manipulada a favor del Gobierno. Se condenan inclusive fotografías en las redes sociales sacando de contexto los comentarios de quienes las publican bajo un cuestionable criterio de parcialidad.

Otra técnica es amenazar ya sea de manera directa o en forma velada a través de organismos afines al Gobierno. Trump lo hizo directamente en contra de un diario neoyorquino que publicó una demanda en su contra por acoso sexual. Otras formas de amenazas son por medio de investigaciones fiscales para tratar de desprestigiar a los medios, como ha sucedido en México.

Dice Reich que históricamente estas técnicas y algunas otras como la generación de listas negras o limitar el acceso a los medios a sus actos públicos, han sido utilizadas por los demagogos para erosionar la libertad y la independencia de la prensa.

El actual presidente de México, nuestro demodictador, sigue y seguirá empleando estas técnicas al amparo del enorme poder que una nación ilusionada y esperanzada le concedió hace casi tres años, en los que solo ha habido palabras y no hechos.

 

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