En Querétaro, así como en otras urbes del país, cuenta con una gran cantidad de estos árboles, principalmente sobre el Acueducto o en colonias como La Cañada, Campanario, Juriquilla y El Pueblito, por lo que los especialistas indican que interrumpen el equilibrio de la fauna y flora autóctonas de México, además al ser introducidas en este entorno, desplazan a los árboles nativos al ocupar su espacio físico.