La mayoría de los gobiernos en Latinoamérica se enfocan en ayudar a la clase media a obtener su vivienda, y es lógico; tiene los medios para cargar con el peso de cualquier hipoteca, olvidando en las políticas de vivienda a las clases más desprotegidas.
ONU-Hábitat estima que el 70 por ciento de la superficie en las ciudades es ocupada por las viviendas y hasta 2010 existían 980 millones de hogares urbanos con vivienda decente, y de calidad. Estimaciones muestran que se necesitarán 1,100 millones de nuevos hogares a nivel mundial para 2025, pero también a la par se subraya que de 2000 a 2014 se ha incrementado en un 28 por ciento la población de las ciudades que reside en barrios pobres.
Es necesario y urgente que los gobiernos determinen en las agendas urbanas de las ciudades la necesidad de vivienda de tipo asequible. Sobre esta visión, la vivienda deberá ser integrada con dignidad a nivel municipal y fortalecida en la planeación, así será parte del desarrollo y eje importante de desarrollo de nuestras ciudades.
Nuestro país al igual que nuestros estados (cada uno con sus características de población) tienen un gran reto en vivienda, sobre todo dejar de depender del sector privado, aprender a administrar y gestionar el suelo sobre el cual se edifica, fijar que sea de precio asequible y quitar la especulación de la vivienda; además de hacer frente al cambio climático, así como a los desastres –lo que nos habla de vivienda resiliente– y por último, y no menos importante, detonar una vivienda que también permita al migrante en las distintas ciudades ser partícipe de la productividad de las mismas, y no lo contrario que hoy sucede.
El Banco Mundial en este proceso recomienda, como primer paso, permitir que funcione el mercado de vivienda: desarrollando derechos de la propiedad, para que se regularice la tierra, robusteciendo el registro de la propiedad, y estableciendo impuestos. Sobre todo, evitar desalentar las transacciones inmobiliarias con sistemas costosos de titulación. Sin duda, en México y en este tema, tendremos un sexenio de muchos retos.