Sin pena ni gloria alguna, los presidentes terminaban su sexenio y vivían de manera impune a pesar de los saqueos a la nación, de crímenes atroces y como si no fuera suficiente, les era otorgada una cuantiosa pensión para que gozaran su jubilación política en total plenitud
Mauricio Ruiz Olaes/Columnista
Ayer por la tarde recordaba mis tiempos en el bachillerato. Reconozco que si bien era un joven politizado por influencia de mi familia, carecía de sustentos técnicos para volver realidad lo que mis inquietudes de adolescentes con sueños de izquierda me dictaban cada vez que era testigo de una injusticia, fuera propia o ajena.
Una de ellas, era la inmunidad de la que gozaban los Presidentes de la República Mexicana. Sin pena ni gloria alguna, terminaban su sexenio y vivían de manera impune a pesar de los saqueos a la nación, de crímenes atroces y como si no fuera suficiente, les era otorgada una cuantiosa pensión para que gozaran su jubilación política en total plenitud.
Por ello, cuando Andrés Manuel López Obrador hablaba de que el poder debería ser utilizado para trabajar a favor de los que menos tienen, que nada ni nadie por encima de la ley, la austeridad como forma de gobierno y que estaba a favor de quitar el fuero presidencial, encontré quien iba a conducir un movimiento transformador de alcances nacionales e internacionales, si tomamos en cuenta a nuestros paisanos en Estados Unidos de América.
Y como dice el refrán popular “No hay plazo que no llegué, ni fecha que no se cumpla”, la semana pasada, por fin se eliminó el fuero presidencial que se encontraba establecido desde el año de 1857, lo que significa que, con la aprobación de dicha reforma constitucional. el Presidente en turno ya no tendrá inmunidad ni protección legal en caso de cometer un acto ilícito. A partir de ahora es considerado un ciudadano más y podrá ser llevado a juicio por delitos como traición a la patria, hechos de corrupción y delitos electorales.
Con la aprobación en el Senado de la República y con la de los Congresos Locales será realidad esta iniciativa que, desde tiempos de campaña, enarbolaba el compañero López Obrador.
Esto es una muestra más de la honestidad valiente que caracteriza al actual jefe del Poder Ejecutivo. De su honradez cabal y del amplio sentido de justicia social que posee. Vienen tiempos de hacer historia, de borrar esa barreras invisibles entre funcionarios y sociedad en general y que por fin, en este país se viva una verdadera y auténtica equidad ante la ley.
Vamos avanzando a paso firme en la reconstrucción de la patria, es necesario no claudicar y afinar detalles para que la Cuarta Transformación Nacional sea una realidad en cada rincón de México, caminando juntos seguiremos haciendo historia.