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A través de México, rusos buscan asilo en EUA

Antes de que la invasión rusa de Ucrania diese paso a duras sanciones, más de 8 mil 600 rusos solicitaron asilo en la frontera con México entre agosto del 2021 y enero del 2022.

Maksim Derzhko dice que fue una de las peores experiencias de su vida. Viejo crítico del presidente ruso Vladímir Putin, voló con su hija de 14 años desde Vladivostok a Tijuana, en la frontera con Estados Unidos, y se encontraban en un automóvil con otros siete rusos. Lo único que los separaba de la posibilidad de pedir asilo en Estados Unidos era un agente del servicio de inmigración.

“Cuesta describir lo que se siente”, comentó. “Miedo. Temor a lo desconocido. Es muy duro. No teníamos otra opción”.

Todo salió bien. Después de pasar un día bajo custodia, Derzkho fue liberado para que pudiera pedir asilo con su hija, uniéndose a miles de rusos que en los últimos días han tomado ese camino.

Ya incluso antes de que la invasión rusa de Ucrania diese paso a duras sanciones de Estados Unidos y sus aliados, se registraba un fuerte aumento en la cantidad de pedidos de asilo de rusos. Más de 8 mil 600 rusos solicitaron asilo en la frontera con México entre agosto del 2021 y enero del 2022, comparado con los 249 que lo hicieron en el mismo período del año previo. Nueve de cada diez se presentaron en el cruce fronterizo de San Diego.

Emigrantes de otras exrepúblicas soviéticas siguen la misma ruta, aunque en cantidades menores. Se espera que pronto aumente la cantidad de ucranianos que lo hacen.

Estados Unidos admitió una familia ucraniana de cuatro personas por razones humanitarias el jueves, luego de rechazarla en dos oportunidades.

Los rusos no necesitan visas para visitar México, sí para ingresar a Estados Unidos. Muchos vuelan desde Moscú hasta el balneario de Cancún, entrando a México como turistas, y desde allí se van a Tijuana, donde se amontonan en vehículos que compran o alquilan.

A medida que se acercan al cruce de San Ysidro, por el que entran a San Diego unos 30.000 autos diarios, aumentan los nervios.

Hay barreras de cemento en los 24 carriles, en los que abundan los promontorios en amarillo. Antes de llegar a los puestos de control hay una zona de seguridad.

Las personas que llegan a la zona de seguridad ya pueden pedir asilo en Estados Unidos. Pero los funcionarios del lado mexicano de la frontera los paran, miran sus vehículos, piden documentos y detienen a los autos que parecen sospechosos.

“Nos asustamos mucho”, dijo Derzhko, quien cruzó la frontera en agosto, en una entrevista desde Los Ángeles. “Los chicos que iban con nosotros estaban muy alarmados”.

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