Se cumplen 66 años de la fundación de la Universidad de Querétaro, que posteriormente sería la Universidad Autónoma de Querétaro, esto al lograr su autonomía universitaria como un derecho consagrado en el artículo tercero de la Constitución Federal de la República.
Hablar de la Universidad nos tiene que hacer memoria de tantos personajes que, a lo largo de la historia, han apoyado de alguna forma al crecimiento de la máxima casa de estudios de los queretanos; muchos hombres y mujeres han hecho que nuestra universidad se posicione en uno de los mejores lugares de instituciones de educación superior en la República Mexicana.
La memoria nos lleva a recordar, sobre todo, al creador de nuestra Universidad, el señor gobernador Octavio S. Mondragón, que gracias a su entusiasmo y la necesidad de que existiera una universidad en nuestro estado, modificó y cambió por completo el esquema del antiguo Colegio Civil para convertir esta institución en lo que ahora conocemos.
El Colegio Civil cuyos antecedentes radican en los antiguos colegios jesuitas de San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier, cuando habían pasado, apenas al inicio del siglo XX, muchas vicisitudes en razón de la Revolución Mexicana y de las guerras civiles que hubo en nuestra Patria.
El último gran dolor del antiguo colegio fue su cierre, decretado por el nefasto gobernador Saturnino Osornio, quien quería convertir la educación superior en educación campesina, lejana por completo de los objetivos con los cuales se había creado la institución.
Es el 24 de febrero de 1951 cuando nace el Universidad de Querétaro como institución de educación superior que prepara a los queretanos en las ciencias, en las artes, en las profesiones que ayudan al sobresalir del ser humano y que hacen que nuestro estado, con el trabajo de sus egresados, sea un lugar donde la sociedad pueda satisfacer sus necesidades y avanzar hacia un futuro más digno y próspero.
No podemos olvidar la figura del primer rector de nuestra Universidad, el licenciado Fernando Díaz Ramírez, quien se dedicó a consolidar este proyecto y a quien le debemos que realmente haya tenido un beneficio para los jóvenes queretanos.
A él también le debemos el logro de la autonomía universitaria conseguida en el año de 1959, cuando el entonces Gobernador Juan C. Gorráez, tuvo que respetar la decisión de los estudiantes en un momento álgido en el cambio del rector de la universidad, quedando el licenciado Díaz Ramírez, nuevamente por la decisión de los estudiantes.
La Universidad educa en el honor y en la verdad, tal y como lo concibió el gran maestro José Vasconcelos, quien a petición de algunos alumnos, dio el lema que ahora tiene la universidad: “educo en el honor y en la verdad”.
Él mismo explica en la carta donde da a conocer este lema lo siguiente: “la verdad se alcanza a través de conocimiento imparcial de la ciencia y la conducta recta y honorable, que debe ser la norma de una institución perteneciente a la grande e ilustre rama de la cultura que dio El Quijote, como modelo humano de gentileza y de acierto en el trato con sus semejantes.”
Esto fue lo que el maestro Vasconcelos pensó para la máxima institución del Estado de Querétaro. A él nuestro recuerdo, a 66 años de
fundación.
Yo, en lo personal, me siento honrado de haber cursado mis estudios profesionales en la Universidad Autónoma de Querétaro, que es mi segunda casa. A ella regresé años posteriores a impartir una materia en la Facultad de Derecho y, de vez en cuando, regreso a impartir un poco de lo que aprendí en las aulas de esta institución queretana.
Ojalá todos los que hemos egresado de las aulas universitarias queretanas honremos con nuestro trabajo, nuestro conocimiento y nuestra vocación de servicio lo que significa el lema de nuestra universidad y realmente hayamos sido educados en el HONOR y en la VERDAD. Larga vida a la Universidad Autónoma de Querétaro.
