En datos nacionales, México tiene una disponibilidad de 3 mil 400 (m3/hab./año), dato no alarmante. Lo crítico es su distribución; en el sureste la disponibilidad es siete veces mayor que en todo el país. La zona centro solo alcanza a brindar unos 183 (m3/hab./año), y como dato 75 % del país se abastece de aguas subterráneas o mantos acuíferos, agua que en teoría es más pura al pasar por rocas para purificarse; el restante 25 % son aguas superficiales.
En mantos acuíferos de Querétaro, según datos; cinco de ellos están sobreexplotados, ya que la extracción supera la recarga. Al no completar su ciclo hidrológico, por la disminución de la masa forestal e incrementarse la masa urbana desmedida y sin planeación, el resultado es mucha población abastecida con aguas superficiales.
En Querétaro, los escurrimientos de agua anteriormente eran hacia Guanajuato, por su orografía. Recordemos la historia: antes se necesitaba perforar 60 metros para encontrar agua, y al no recargarse los mantos, llegamos a más de 200 metros; con los años, los mantos secaron o disminuyeron captación, y estos colapsaron presentando hundimientos en estratos superiores, lo cual culmina con la consecuencia de que los escurrimientos de aguas ahora sean hacia Querétaro. Debido al cambio climático y con lluvias más intensas año con año, será insuficiente cualquier sistema de captación debido a estos factores.
En lugar de lamentar dicho fenómeno, deberíamos analizar el área de oportunidad para captar dichas aguas, promover un Plan de Ordenamiento Territorial, ordenar asentamientos humanos con sus respectivos anillos ecológicos, zonas de reserva y parques conectados; integrar las actividades agrícolas a la ciudad- evitando la contaminación de sus suelos por fertilizantes y pesticidas- y de alguna manera permitir el fomento y conservación de zonas rurales como amortiguamientos a fenómenos climáticos, apoyándolas en un crecimiento perdurable para el Estado, en lugar de solo seguir incrementado diámetros en tubería. El agua solo necesita concluir su ciclo hidrológico y sin contaminantes.
¿Cuándo comenzamos?