La vida en Colombia, a menos de 54 días de las elecciones para elegir los colegiados municipales y departamentales es un caos, por la polarización de conceptos y la poca credibilidad que hay entre la ciudadanía qué no sabe a quién creerle, porque las noticias difundidas por las redes sociales, tienen mayor credibilidad que las que entregan los medios tradicionales.
Lo anterior causó altercados propios de una plaza de mercado en el Senado y el Congreso, donde nacen las leyes, y se pasó por lo alto el aumento de los crímenes de los líderes sociales ante el silencio del Gobierno, lo que ha puesto en peligro la paz que se alcanzó en el 2018 con la guerrilla de las Farc, que se sabía que no era perfecta, como ocurre con todos los acuerdos.
Es tan evidente la situación que la Procuraduría, una de las entidades de control, pidió identificar a los defensores de Derechos Humanos (DD.HH), en riesgo, censarlos y sectorizarlos e implementar un sistema de denuncias y reportes, lo que es bastante complicado
Además, urgió a la Comisión de Garantías de Seguridad para “planificar acciones inmediatas encaminadas a brindar garantías especiales de protección a los líderes y defensores de derechos humanos que se encuentran inscritos como candidatos” a las regionales de octubre.
El afán de algunos pocos, pero con mucho poder de persuasión y económico, directos o de manera soterrada, para que vuelva la guerra, el mejor negocio, generó diversas reacciones, fomentadas por las redes sociales y medios de comunicación, que no tienen ningún recato en sustentar sus ideas de acuerdo al dinero que reciben sin ignorar un cuarto elemento como es el tráfico de drogas y armas y la migración desordenada proveniente de Venezuela.
A todo ese caos que se genera hay que anexar el asesinato de varios candidatos para llegar a las urnas, sin importar el sexo o la edad, como también de miembros de las fuerzas militares. Se puede decir que el brebaje esta listo para un estallido de violencia generalizada a la vuelta de la esquina.