Así se la llama a la novedosa sección interactiva de nuestro máximo tribunal para la difusión de la cultura jurídica
Sergio Arellano
Así se la llama a la novedosa sección interactiva de nuestro máximo tribunal para la difusión de la cultura jurídica; para los abogados y para los que no lo son, consulta obligada.
En esta ocasión, quiero compartirles una determinación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que me parece ineludible por el precedente que representa. La interrupción del embarazo siempre ha sido un tema polémico.
Un debate que ha estado sobre la mesa y que los cuerpos legislativos han evitado a toda costa, manteniéndose en una posición neutral.
Entre la línea discursiva sustentada en juicios moralistas, objeción de conciencia, argumentos pro vida y valoraciones particulares, podemos apuntar el pronunciamiento de la SCJN. Se trata de la norma oficial mexicana número 46, que se vio inmiscuida en una controversia constitucional promovida por el Poder Ejecutivo de Baja California en contra de dicho ordenamiento.
Los ministros han convenido en que las mujeres y las niñas que fueron víctimas de violación, pueden acudir a cualquier centro de salud para practicar el aborto sin que el médico verifique su dicho. Tampoco es necesario que lleven una constancia de denuncia ante el Ministerio Público; simplemente se privilegiará su derecho a solicitar por escrito o verbalmente el aborto bajo estas circunstancias.
La pregunta es: ¿se ejercerá adecuadamente esta decisión del órgano jurisdiccional? Confío en que no se abusará de lo permisible para solucionar la irresponsabilidad.
Aplaudo en este sentido la valoración de los juzgadores aunque me gustaría recalcar que la respuesta es abatir el problema de raíz y lograr que día con día, se erradique la violencia de género. Lo anterior, con el objetivo de que evitemos procesos quirúrgicos innecesarios y por ende, la intervención de los recursos del estado.
Fortalezcamos la seguridad pública y apliquemos el Código Nacional de Procedimientos Penales. En resumen, apliquemos el dicho: “Dura lex sed lex”, que significa, en resumidas cuentas, ‘dura es la ley, pero hay que cumplirla’.