Al final del día, no solamente se trata de contener la pandemia, sino de afrontar la recesión que sin remedio vendrá a continuación
Alejandro Gutiérrez Balboa
Con 1,417 muertos en Francia el pasado lunes, 743 el martes en España y 731 sólo en el estado de Nueva York, todos causados por el Covid-19, la pandemia se cierne sobre los países cuyas autoridades no tomaron medidas a tiempo.
Dentro de algunos meses, cuando todo pase, vendrán los ajustes de cuentas.
Empezando por China, a la que una investigación señala de haber ocultado nada menos que 40 mil muertes solamente en Wuhan, la ciudad donde inició todo. Pese a las campañas de desinformación y los reclamos que el gobierno chino realiza a la difusión de noticias y demanda de mayor transparencia por su manejo no claro del problema, lo cierto es que observadores detectaron la cantidad de incineraciones efectuadas en esa ciudad y el almacenamiento de numerosas urnas para cenizas de cadáveres, como pista para determinar los muertos en esa ciudad.
De confirmarse lo anterior, junto al manejo del gobierno ocultando el brote epidémico y castigando a los médicos que emitieron las primeras alertas, lo cierto es que el gobierno de Pekin enfrentará en su momento serios problemas por las sanciones que seguramente recibirá.
Lo mismo ocurrirá con gobiernos omisos. En España la continuidad del jefe de gobierno está en entredicho. Y hasta la reelección de Donald Trump ha sido puesta en aprietos, debido a la tardanza e inconsciencia del presidente vecino, soslayando y minimizando la magnitud del problema. Es conocido que desde principios de enero, Trump recibió informes de inteligencia avisando del brote en China y calibrando las consecuencias. Siguieron más informes y apenas la semana pasada, Trump recomendó usar bufandas en lugar de cubre-bocas. Todo esto tendrá su efecto en las urnas.
Al final del día, no solamente se trata de contener la pandemia, sino de afrontar la recesión que sin remedio vendrá a continuación. Los tiempos no serán fáciles para nadie en el mundo y tomará algún tiempo recuperar la normalidad.
En tanto, en esta fase en que hay tanta información oculta y se percibe la ausencia de un liderazgo confiable, es obligatorio permanecer en casa, evitar al máximo la interacción personal y tomar toda clase de cuidados preventivos. Ya vendrán los tiempos de llamar a cuentas a los remisos.