Este año, por primera vez, las cosas fueron distintas para los trabajadores de la construcción; aunque no han parado sus labores, no hubo fiesta, no hubo misa, no hubo comida
Raúl Lorea
El “Día de la Santa Cruz” es la más importante celebración para la mayoría de los trabajadores de la construcción, quienes tradicionalmente fabrican una cruz con material de la obra en que estén trabajando, van a misa para que ésta sea bendecida por un sacerdote y posteriormente la colocan en la parte más alta de la construcción donde laboren.
Más tarde “el patrón” de la obra será quien lleve una comida y bebida abundante para los trabajadores, generando convivencia entre arquitectos, ingenieros, sobrestantes, cabos, albañiles, peones, plomeros, electricistas, fierreros, ayudantes, veladores, operadores de maquinaria haciendo a un lado jerarquías y rangos.
La versión más común acerca de cómo es que celebramos el día de la Santa Cruz tiene su origen en el culto católico, como una fecha importante instaurada desde el siglo IV por Constantino.
Por otra parte, las culturas mesoamericanas tenían un ritual que llevaban a cabo a comienzos de mayo, con la finalidad de pedir lluvia y buenas cosechas a los dioses. De acuerdo con el historiador Heriberto Ramírez Dueñas, del INAH, los evangelizadores modificaron algunas creencias mesoamericanas a efecto de que tuvieran similitudes con la religión católica.
Paulatinamente se impuso la devoción a la Santa Cruz para pedir lluvias y buenas cosechas ubicándola en el “primer domingo de mayo dentro del calendario Católico, que es el mes mariano o de la Virgen María, y ese día se le hace la petición a su hijo Jesús”.
Durante el siglo XX, con la migración de una parte de la población rural a las ciudades, cambiaron la agricultura por la construcción, por lo que la fiesta de petición de cosechas se transformó en fiesta de petición de más obras, más trabajo y estabilidad en el mismo.
Este año, por primera vez, las cosas fueron distintas, aunque los trabajadores de la construcción no han parado sus labores, no hubo fiesta, no hubo misa, no hubo comida… en pocas obras sí se pudo ver alguna cruz adornada, pero esta vez en una versión silenciosa que, si usted me lo permite, amable lector, nos invita a externar reconocimiento y felicitaciones por este 3 de mayo a todas las personas que con sus manos y su trabajo construyen nuestro mundo.