El IPCCM tiene representatividad nacional, pero acotado al ámbito urbano, a través de una cobertura geográfica de levantamiento de precios en 55 áreas
Andrés Peñaloza
El pasado 8 de octubre de 2020, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicó por primera vez el Índice de Precios de la Canasta de Consumo Mínimo (IPCCM), nuevo subgrupo de 176 productos y servicios de los 299 genéricos[2] del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC 2018).
Además de ceñirse al diseño conceptual y metodológico del INPC se utilizan las canastas alimentarias y no alimentarias de los ámbitos rural y urbano de las que se derivan, líneas de pobreza por ingresos elaboradas, por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), para la medición multidimensional de la pobreza.[3] Cabe aclarar que las variaciones relativas de estas canastas no coincidirán con las variaciones del IPCCM debido a las estructuras diferentes de ponderación y métodos de cálculo.
El IPCCM tiene representatividad nacional, pero acotado al ámbito urbano, a través de una cobertura geográfica de levantamiento de precios en 55 áreas, en las 32 entidades federativas, las claves o conceptos de gasto de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) retomadas de las canastas del CONEVAL, se utilizaron sin distinguir entre ámbito rural o urbano. De esta forma, se partió de una canasta alimentaria conformada por 51 claves de gasto de la ENIGH 2016 y de una canasta no alimentaria compuesta de 311 claves. De los 176 productos genéricos del IPCCM, 42 forman parte de la canasta alimentaria y 134 de la canasta no alimentaria del CONEVAL.
El propósito es reemplazar el Índice de Precios al Consumidor de la Canasta Básica (IPCCB), que Banco de México publicó en 1998 y, luego, el INEGI (2011); se conformaba por 82 productos genéricos, entre ellos 34 productos definidos en 1988 en el contexto del Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento Económico (PECE), y que incluía el compromiso de no reclamar incrementos salariales. A la postre, estos índices fungieron de parámetros para fijar el salario mínimo. En la segunda quincena de julio de 2018, se modifica la base del INPC, con lo cual el IPCCB quedó integrada por 84 productos y servicios genéricos.
A través del tiempo y en la medida que la discusión se enriquece con la ampliación del marco conceptual sobre este índice, que incluye la visión de derechos humanos y en particular, de nutrición. Se identifica, la desactualización del patrón de consumo de los hogares; la inclusión de productos consumo no esenciales, por ejemplo, gasolina de alto octanaje, taxis, motocicletas y la cerveza; así como, la omisión de artículos y servicios básicos como el pollo, la carne de cerdo, la cebolla, el jitomate y otros agropecuarios, así como servicios de agua, educación, salud, taquerías, fondas y loncherías, entre otros.
Los datos de este índice referidos a septiembre abren una nueva métrica para notar las afectaciones al poder adquisitivo de las remuneraciones particularmente los mini salarios, circunscritos a bienes y servicios esenciales. En virtud de la dificultad de cotizar la totalidad de los precios de los bienes o servicios de la canasta que se comercializan se recurre a un muestreo probabilístico para eliminar la selección a juicio y obtener representatividad estadística de las muestras de los puntos de venta donde se cotizan los precios de 148 genéricos del IPCCM, y un muestreo no probabilístico para el resto de los 28 genéricos, al tratarse de genéricos cuyos precios o tarifas son autorizadas o reguladas por el gobierno, o bien, porque solo existe uno o pocos oferentes de los servicios.
El comienzo no es precisamente el ideal pues confirman las crecientes quejas de las familias: los precios de los bienes y servicios básicos están por encima del resto. Mientras el IPCCM se ubicó en 4.47% en variación anual el INPC lo hizo en 4.01%.
Respecto al mismo mes del año pasado la subida de precios fue del doble (2.44%). Debe indicarse que el periodo de referencia del IPCCM, es aquel en el cual el Índice se iguala a 100, correspondiendo a la segunda quincena del mes de julio de 2018, por lo que se le denomina periodo base de comparación de los precios
Aun reconociendo los avances metodológicos del Coneval e INEGI en 2019 y 2020 para representar patrones de consumo con base en necesidades nutricionales y energéticos de un determinado grupo poblacional, contemplando productos alimenticios esenciales pero igual de bienes y servicios vinculados a satisfacer requerimientos de vestido, transporte, salud, educación y recreación, entre otros; lo cierto, es que falta todavía construir una canasta básica digna encuadrada en el ámbito de los derechos humanos en su concepción más integral que permita diagnosticar una estructura de gasto y consumo acorde a necesidades, disponibilidad de bienes de consumo y preferencias específicas que garanticen la dignidad y el bienestar de cada individuo y hogar ha de celebrarse este paso en la métrica de precios.
[2] Se entiende por genérico al conjunto de productos o servicios específicos con características similares. Es la categoría primaria o agregado elemental para el cual se dispone de datos de gasto y ponderación propia con la que se calculan los Índices de acuerdo con la fórmula de Laspeyres.
[3] CONEVAL actualizó en julio de 2019 sus canastas. La alimentaria contempla un consumo de calorías de 2 191.7 kcal para las zonas rurales y 2 073.810 kcal para las zonas urbanas. Está conformada por 47 productos para zonas urbanas y 44 para zonas rurales. Por su parte, la canasta no alimentaria cuenta con 270 productos para zonas urbanas y 263 productos para zonas rurales