El arq. Pedro Ramírez Vázquez, en su paso por la administración pública federal, logró una de las más grandes aportaciones constructivas a la educación mexicana y de América Latina: la estandarización de las escuelas modulares prefabricadas
Raúl D. Lorea
@ArqLorea
En 1944, durante la Presidencia de Manuel Ávila Camacho, se creó el Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas (CAPFCE).
Con ello se institucionalizó la construcción de escuelas públicas que buscaba dotar de edificios más seguros y menos vulnerables a fenómenos naturales, así como construir la mayor cantidad de planteles en las zonas más alejadas de los centros de población.
15 años más tarde, el arq. Pedro Ramírez Vázquez, en su paso por la administración pública federal, logró una de las más grandes aportaciones constructivas a la educación mexicana y de América Latina: la estandarización de las escuelas modulares prefabricadas, denominadas “tipo CAPFCE”, mismas que tuvieron vigencia hasta 2019. Por eso todas las escuelas públicas se parecen.
En su momento, con el sistema se logró la construcción de más de 30,000 aulas en todo el país ya que ahorraba tiempo y costo al aprovechar los materiales de la región con un diseño arquitectónico estandarizado que para 1960 obtuvo un premio para Ramírez V. en la XII trienial de Milán.
Lo anterior lo pongo sobre la mesa tras la divulgación de imágenes de las universidades que hoy construye el Gobierno Federal, con un diseño que tira por la borda más de 70 años de experiencia institucional en el rubro, bajo un esquema que elimina intermediarios para economizar costos, (lo cual me parece acertado) pero que erróneamente desprecia un sistema constructivo y normas técnicas que México, orgullosamente, exportó al mundo.