Cómo bien sabemos, el presidente actual es un seguidor de la doctrina juarista
Hugo Lora
Después de triunfar e instaurar la República Mexicana durante el año de 1867, Juárez queda como el campeón y defensor de la Constitución. Él mismo sabía que la Constitución de 1857 tenía un diseño que lo condenaba a un gobierno lleno de frenos y burocracia con una cámara de diputados muy poderosa frente a un Ejecutivo débil. En ese momento existía un Poder Legislativo unicameral; es decir, solo existía una cámara (la de diputados) a manera de asamblea. Aprovechando su gran popularidad, sumó a la convocatoria a elecciones de ese año un referéndum (consulta popular) por voto ciudadano que cambiaba la Constitución regresando la figura del senado al Poder Legislativo, dándole un poder de veto al presidente más difícil de superar frente a las decisiones del Legislativo y limitando las facultades de la comisión permanente.
Después de lanzar dicha convocatoria, el enojo en el país era evidente. Hubo estados de la república que se negaron a publicarla por considerar que este procedimiento era una violación completa a la Constitución. Tenía a la prensa, parte del Legislativo y una gran porción de la sociedad en contra, pero aun así el Gobierno de Juárez se sostuvo y llevó a cabo el referéndum el mismo día de la elección. Al final, después de toda la presión y el rechazo, no fueron contabilizados los votos de esta consulta y Juárez, con todo, obtuvo el 71 por ciento de los votos.
Cómo bien sabemos, el presidente actual es un seguidor de la doctrina juarista. Esto es evidente por sus declaraciones; basta decir con que una de las imágenes que se encuentran en la portada de su ‘cartilla moral’ es el Benemérito de las Américas. Esta vez decidió emular uno de los capítulos más oscuros del libro Juarista, aprovechando su popularidad para saltarse la Constitución y los pesos y contrapesos que en ella se estipulan. Aunque es muy difícil que la consulta popular del día de ayer tenga efectos judiciales (se necesita que más de 37 millones de personas vayan a votar) el simple hecho de que esta se haya realizado es una señal de un Poder Ejecutivo enaltecido. Dicen que aprendemos de historia para no repetir los mismos errores del pasado, pero nuestro presidente parece que los vuelve a cometer cuando estos más le convienen.