Mish Miranda
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Alrededor de 94 mil 795 niños se encuentran en condición de calle en nuestro país y la pandemia del COVID-19 ha dejado a 131,325 niñas, niños y adolescentes en situación de orfandad.
Estos días se ha puesto sobre la agenda pública, la discusión de violación a los derechos de un menor de edad, al ser sustraído de su espacio de custodia a través del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia del Estado (DIF) en Nuevo León, Capullos, como llamaron en medios, como una adopción “exprés” o temporal, ya que pasó un fin de semana con el Gobernador y su esposa.
Save The Children señala a Samuel García y Mariana Rodríguez, como posibles tratantes de personas, por el uso indebido de la imagen personal del bebé, a quién expusieron por redes sociales y han expuesto dado que existe una violación a sus derechos: a la privacidad, identidad, entre algunos otros, como su uso para fines de autopromoción.
No quisiera dejar de aceptar que el hecho de que visibilizaran casos como estos, de abandono en especial con discapacidad sea algo importante por sensibilizar, sin embargo como afirma Paulo Freire, la existencia de las situaciones de injusticia posibilitan la “generosidad” permanente y el agradecimiento sin transformar las bases estructurales que permiten las situaciones de desigualdad.
Ya no hay cabida para uso de promoción o empatía con seguidores ante tragedias ajenas, la responsabilidad está en realizar cambios tangibles, respetar la ley, construir defensa, sistemas y protocolos de justicia, para sus derechos, subirlos a la agenda, con sensatez y difundir con sentido común.
Impulsemos los derechos de las infancias y la cultura de la adopción, pero haciéndolo sin revictimización, banalización o reproducción de estereotipos.
La búsqueda de lo emocional garantiza la atención, pero vamos a darle manos y pies a la causa y proponer por ejemplo: aumento de presupuesto, institucionalización de causas que defiendan los derechos de la niñez, una evidente promoción a la cultura de la adopción, hacer eficientes los trámites, hacer algo más que una adopción exprés, temporal o de un fin de semana.
Lo que será algo soñado para un niño puede cambiar si no permanente, tener una familia debería ser un derecho para todas y todos, seamos sensibles, demos seguridad y contención a la niñez mexicana, un techo y un vínculo para quiénes no tienen hogar pero con responsabilidad y sin exhibición provechosa.