En un escenario con perspectivas desfavorables que implicarán problemas de surtimiento de bienes intermedios y afectarán la producción de otros a nivel global; donde no se ve cerca todavía el final de la guerra entre Rusia y Ucrania y esto seguirá afectando la oferta de bienes; y además con la muy probable reducción de nuestras exportaciones hacia los EUA, se hace necesario volver a preguntarnos ¿qué tanto nuestro consumo interno e inversión podrían impulsar el crecimiento?
La inflación se mantiene a la alza (la gente lo siente) y esto sugiere nuevos incrementos a las tasas de interés, los niveles de consumo y de inversión se ven insuficientes para impulsar el crecimiento.
En este escenario, la llegada de Inversión Extranjera Directa (IED) representa para México un inapreciable asociado para el alcance de mejoras sustantivas tanto en las cuentas con el exterior como en cuanto al crecimiento y el empleo; en particular si se trata de una inversión que podría tener alta integración con el mercado nacional en sus cadenas productivas como las de Querétaro.
Por mérito de Nuevo Léon TESLA llega y promete hacerlo con alrededor de 1/3 parte de la IED que recibe en total México cada año, 10 mil millones de dólares que serán muy valiosos, especialmente ahora.
Por eso se hace necesario tener una verdadera política hacia la IED, priorizando el impacto positivo, dejándolo a las razones de mercado y no teniendo intervensionismos en el proceso que pudieran costar caro al país.