Seth Pérez
Los planes de prevención para disminuir los daños que pueda ocasionar cualquier fenómeno natural no prevenible requieren que la población conozca su papel, los efectos del daño y lo que debe realizar para evitarlo. Un ejemplo exitoso es el programa de prevención en caso de sismos, que define acciones claras para evacuar en caso de ocurrencia. ¿Será necesario crear un programa similar para evitar los daños que provocan las cenizas del Popocatépetl y prever otras posibles amenazas con la actividad volcánica?
Es cierto que los daños comienzan con la ceniza que afecta a todos los pueblos y ciudades donde la lleva el viento. Pero hay más afectaciones que no identificamos. Por ejemplo, problemas de salud, drenajes que pueden dañarse o ser obstruidos, deterioro de materiales expuestos y otros daños que hoy no conocemos. La prevención comienza con la información y aunque Querétaro está lejos de la zona de riesgo, muchos habitantes tienen un contacto directo con la Ciudad de México por trabajo, familia, por trámites o vacaciones.
Una campaña preventiva que incluya a la población flotante y los efectos directos y hasta los indirectos como el tráfico o problemas viales, sería lo más recomendable para enfrentar un fenómeno que no se veía cercano o con efectos adversos. ¿Usted qué opina?