Seth Pérez
La respuesta es evidentemente negativa. Ejemplos como la guerra fría y tensiones en diversos conflictos nos muestran categóricamente que la “no-guerra” no es sinónimo de paz. Lo relevante es que se olvida trabajar en transformar el conflicto cuando un evento armado ha finalizado. Al igual que entre países, en empresas, familias y amigos, cuando se tiene un conflicto muchas veces no se trabaja para resolverlo y daña tanto como la lucha porque cuando aparece, este puede tomar mayores dimensiones.
Diversos autores sobre la teoría de construcción de paz nos enseñan que ante una diferencia, el simple dialogo permite identificar que ambas partes pueden lograr sus objetivos y el desacuerdo solo era por una falta de claridad en lo que cada parte quería. En otros casos el objeto de disputa puede compartirse y en los menos, no hay forma de que ambas partes obtengan lo que desean porque eso implica que una de ellas lo perderá.
En todo conflicto los caminos que conducen a una construcción de paz comienzan por el dialogo. Sin embargo, dialogar en plena batalla es imposible, el daño ya está hecho. Con esta reflexión invito a todos a identificar los conflictos que vivimos y antes de que estallen, dialoguemos. Existen muchas metodologías formales como la mediación. Lo mejor es evitar la guerra. ¿Usted qué opina?