Hugo Lora
Ya terminado el día es importante sentarnos a evaluar nuestro balance para saber que nos espera mañana.
Las elecciones fueron una fuerte lección para la oposición en nuestro estado y en el país. El partido oficial y la federación, en conjunto, mantuvieron de una manera muy cuestionable el poder. Pero los apoyos económicos y la coacción del voto no pueden explicar al 100 por ciento lo sucedido el pasado 2 de junio. Falta algo importante en la imagen y, personalmente, no ostento saberlo, pero indagaremos juntos.
En Querétaro el único municipio en dónde ganó todo el Partido Acción Nacional (PAN) fue Corregidora, pero en los demás hubo una dinámica electoral muy particular. Lo que normalmente pasaba en las elecciones presidenciales es algo que los politólogos llamamos “voto en bloque” o “en cascada”. Esto quiere decir que por el partido por el que va tu candidato a la presidencia, votas todo lo demás. Ahora, hubo un voto diferenciado.
Por ejemplo, en Querétaro capital el PAN ganó la presidencia municipal por una amplia diferencia; pero perdieron 5 de los 7 distritos locales (sujetos a algunas impugnaciones) y la presidencia de la república. Tal vez los votantes buscaban seguir recibiendo apoyo económico de la federación y no conocían a los candidatos a diputaciones locales, resultando en que votaran en cascada en esa boleta en específico; pero en ayuntamientos, al conocer a los candidatos, si votaron por Acción Nacional. En las diputaciones federales igualmente hubo un terreno igualado, pero en el Senado hubo una ventaja de 100 mil votos para el PAN.
Podemos observar que los electores ya saben diferenciar entre tipos de elección y lo que tienen que ofrecer los candidatos. En Querétaro el PAN seguirá gobernando al 80 por ciento de la población por los excelentes gobiernos que ha tenido y las propuestas superiores de varios candidatos. El futuro de nuestro estado parece que sigue siendo azul.