Se puede, desde luego, ignorar el mensaje y hacer lo de siempre, usar lo sucedido como ariete para golpear al adversario en turno y sacar raja política. El aviso, sin embargo, está dado. Sólo el cinismo de Felipe Calderón justifica con un hilo de tweets lo acontecido y lo resuelve sugiriendo que Genaro García Luna era una manzana podrida, pero no el árbol completo. La realidad, sin embargo, es mucho más compleja.